Marco Tulio Trejo Paiz

Bullen los comentarios que, sin ambages ni reticencias, hacen muchas personas atinentes a la corrupción que campea en algunas Escuelas de Automovilismo de la capital.

Informaciones dignas de crédito indican que en esos planteles deshonestos se venden a Q1,500.00 las licencias a cualquier solicitante que no ha tenido teoría ni práctica para manejar vehículos.

Se considera que por tal motivo ocurren por lados serios accidentes de tránsito que arrojan saldos espeluznantes muy lamentables contra personas que viajan en automóviles, autobuses, “trailes”, etcétera.

A los dueños de esas escuelas les importa un pito que los individuos que compran las licencias ocasionen toda una cauda de muertos, heridos y daños a los vehículos que conducen a la brava y a otros con los cuales colisionan en calles y carreteras.

Y una pregunta que merece respuesta: ¿ejerce algún control el Departamento de Tránsito sobre si las escuelas de marras cumplen los requisitos establecidos para otorgar los documentos que obtienen cualesquier solicitantes mediante paga que hace honor a la corrupción?

Debería la citada dependencia mandar a un investigador invulnerable a la mordida para que escudriñe las entretelas de las Escuelas de Automovilismo y, si caen redondos los responsables de la venta ilegal de las licencias, pues… ¡que se tomen las medidas pertinentes!

Los guatemaltecos estamos en una época en la que los mercantilistas de todo pelaje hacen dinero con largas uñas sucias porque la libertad bien entendida la han convertido en libertinaje apuntando al atesoramiento fácil e impune de sus bolsillos y depósitos bancarios.

Se necesita -y con mucha urgencia- una acción rápida contra lo que hacen a las malas del diablo quienes son responsables de extender licencias para colocarse al timón de cacharpas de uso personal y de carácter público.

Conviene que, sin contemplaciones de especie alguna, frenar de una vez por todas las sinvergüenzadas, para evitar los accidentes en todo el territorio nacional.

¡Y… para luego, ya estamos en el atardecer de esta pobre y violenta patria nuestra!

Juan Pueblo ya está harto de tanta jodarria anarquizante. ¡Sí, señores del jurado!

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