El pasado miércoles, diario La Hora publicó un expresivo reportaje gráfico de José Orozco en el que se aprecia el estado de abandono en que se encuentran las paradas de Transurbano, empresa de transporte mafiosamente orquestada por Álvaro Colom, su esposa Sandra Torres y el alcalde Álvaro Arzú que permitió uno de los más asquerosos saqueos que se han cometido en la historia del país, aunque desafortunadamente ni la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala ni el Ministerio Público hayan avanzado para castigar a los que depredaron los recursos públicos.
El reportaje era objetivo y, siendo gráfico, basta ver las fotos publicadas para demostrar la absoluta veracidad de la crítica al estado en que se encuentran esos mamotretos en los que se invirtieron millones del dinero de los guatemaltecos. No hacía falta, desde luego, consultar a los ladrones para que nos explicaran qué ha ocurrido. Sin embargo, el vocero de los pícaros, un individuo que se identifica como Sergio Vásquez, tiene el tupé de enviar una aclaración reclamando que no se le haya hablado y diciendo que ese tipo de publicaciones tienen la finalidad de satanizar el servicio que prestan. Si la CICIG y el MP actuaran bien, como lo hicieron contra Pérez Molina, Baldetti y compañía, todos los ladrones de Transurbano tendrían que estar ya presos, con todo y vocero, para responder por la forma en que se repartieron el dinero. Pero la justicia no es ciega y en Guatemala alguien le levanta la venda de los ojos para ver a quién persigue, como se demuestra con este caso.
El cínico vocero dice que se busca satanizar al servicio. Ese negocio nació satanizado por quienes lo idearon, es decir los políticos que se convirtieron en socios de los empresarios del transporte que no contentos con lo que robaron durante décadas de embolsarse un subsidio pícaramente administrado, decidieron aprovechar la voracidad de los Colom y Arzú para concretar uno de los mayores trinquetes de la historia nacional. Trinquete que obliga a los guatemaltecos a pagar millonarias cantidades por una cacharpa muy bien identificada por la forma en que están las paradas que son apenas el botón de muestra de toda esa porquería.
Sepa pues el vocero de los pícaros que el reportaje gráfico de La Hora fue hecho por José Orozco con el pleno respaldo del Director General del diario, sabiendo que era importante evidenciar que no solo nos robaron descaradamente, sino que tienen en abandono todo lo que está relacionado con ese sucio y asqueroso negocio. Y retar también al MP y la CICIG.