El doctor Mario Pallais Esposito, amigo de la infancia y compañero en el deporte fue siempre una gran inspiración.
Cabe destacar que no solo fue un excelente jugador, sino también un ilustre médico que dedicó su vida y su profesión a ayudar a los que lo necesitaban.
Un aficionado del deporte y humanista verdadero. Nunca aceptó pago de un paciente que fuera atleta ni cobró honorarios exorbitantes a ningún paciente que no pudiera pagar.
En este aspecto el Dr. Pallais fue un verdadero apóstol de la medicina siempre fiel al juramento hipocrático.
Me despido de mi gran amigo con un profundo pesar y le mando mis condolencias a Edna, su querida esposa y a sus seis hijos.
El mundo ha perdido una gran persona, un gran médico y un excelente amigo.
Luis F. Ramazzini P.