Desde la semana pasada el consultor de temas migratorios Fernando Castro planteó una iniciativa para que el Congreso destine parte de los fondos que mantiene como “ahorros del Legislativo”, los mismos que desaparecieron en tiempos de Meyer, para crear una partida de apoyo a los migrantes de manera que puedan disponer de abogados especializados que les ayuden ante la avalancha de acciones en su contra que son producto de la administración Trump con su visión de rechazo a los trabajadores que permanecen sin papeles en los Estados Unidos.

Señala Castro, con buen criterio, que la Constitución de Estados Unidos es un instrumento que así como establece obligaciones aún para los migrantes, también asegura derechos que, si son debidamente expuestos, pueden significar la diferencia entre permanecer en ese territorio o la deportación. Lamentablemente nuestra Cancillería hace poco por los migrantes y fuera de pedir, infructuosamente, el estatuto de protección conocido como TSP, el mismo que en su soberbia Arzú no quiso pedir oportunamente cuando lo hicieron los otros países de la región, mantiene a nuestros compatriotas en abandono sin que cuenten con respaldo verdadero en las condiciones críticas que ahora se están viviendo.

No podemos olvidar que el Congreso en el tema de los migrantes únicamente se preocupó por satisfacer el gusto de un diputado que quería colocar a una persona de su confianza en Conamigua, al extremo de que la misma CC tuvo que dejar sin efecto el nombramiento vergonzoso. Tampoco podemos ignorar que ya hubo una iniciativa para usar esos fondos, por ejemplo, para darle una casa al atleta Barrondo, gesto alentador y merecido por sus triunfos que han enaltecido al país, pero sin duda que si de agradecimiento se trata, poco es lo que podemos hacer para reconocer adecuadamente el mérito y el aporte que hacen los migrantes que con sus remesas mantienen a flote la economía del país. Y es que es un aporte que se hace con mucho esfuerzo y enormes sacrificios, lo que demanda por lo menos alguna compensación de la sociedad guatemalteca y qué mejor que el dinero que tiene ahorrado el Congreso para mantener un sistema de defensa de abogados expertos en temas migratorios en los Estados Unidos que estén prestos a brindar la asistencia en el momento en que se produce la persecución en contra de nuestros hermanos residiendo en ese país.

Ojalá la iniciativa sea aprobada y entendida en su justa dimensión porque constituye un paso crucial a favor de los migrantes. No es un tema político ni partidista, sino de simple sentido común.

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