Juan Antonio Fernández
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Es a partir de la contrarrevolución de 1954 que la extracción mineral atrajo la atención de las elites guatemaltecas abriéndole las puertas a Compañías Multinacionales (CMN) quienes en consorcio con poderosos grupos nacionales con relaciones en ámbitos político-estatales iniciaron la primera etapa de explotación de antimonio, plomo, plata y arsenopirita en Ixtahuacán, Huehuetenango, un territorio parte de las tierras altas de Guatemala -en la Sierra Madre- que posee las principales reservas de minerales preciosos del país y donde confluyen los principales conglomerados extractivos del mundo con comunidades indígenas y mestizos en niveles de pobreza por encima del 90%.
Como resultado de las condiciones provistas por la arquitectura económico-financiera ortodoxa instaurada desde afuera por los instrumentos poderosos de proyección hemisférica y seguida a cabalidad por grupos internos, se garantizó el retorno del principal agente del modelo: la CMN en su variante minera industrial. No hay que olvidar además que desde adentro la respuesta fue la promulgación de una nueva legislación ad hoc a través del Decreto 48-97 que mandata la necesidad de explotación de hidrocarburos, minerales y demás recursos naturales no renovables y 1% de regalías para la nación.
Este dictado desde las alturas abrió las puertas a la CMN propietaria de la mina Marlin, de las cien mayores empresas en su país y de los principales productores industriales de oro mundial. Esta empresa desarrolla 19 proyectos mineros de metales como agente líder en los Estados Unidos y Canadá, México, Guatemala, República Dominicana, Argentina, Chile. La mina de oro y plata inició operaciones en 2005 combinando la explotación a cielo abierto con explotación subterránea y una instalación de lixiviación de cianuro. Su ingeniería estuvo a cargo de una CMN fundada en 1912 con 60 oficinas alrededor del mundo, quien según la revista Fortune es la empresa número 1 de 500 industrias de su tipo en diseño, compra, construcción y mantenimiento a nivel mundial.
Así mismo, la principal materia prima industrializada utilizada en el circuito de lixiviación –aparte del agua que es gratis-, es el cianuro, el cual es provisto por una compañía multinacional científico-tecnológica fundada a inicios del siglo XIX ubicada en más de 90 países alrededor del mundo, entre ellos la subsidiaria guatemalteca. Esta empresa provee productos para sectores industriales como: el agrícola, automotriz, construcción, química, energética, electrónico, alimenticio y de bebidas, médico, minero, plástico, así como a la marina, seguridad, protección y sector público. La corporación según la revista Fortune es catalogada como una de las 50 compañías más admiradas a nivel global.
De modo que los beneficiados de la minería en Guatemala al parecer han sido los holdings –estos y otros– que funcionan exclusivamente para la producción y beneficios de los accionistas de sus países de origen y algunos nacionales, desarrollándose en los territorios con una economía propia, en función del mercado externo y sin provecho para el país propietario del recurso. ¿Nos hemos de extrañar que los lucros reportados hacia afuera hayan sido de Q. 32.7 billones y para el país regalías por Q. 705 millones?