Isabel Pinillos
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El carácter de maternidad se le ha añadido a varios conceptos relacionados a la generación de vida, como a la Madre Naturaleza, la Madre Tierra, la lengua materna, etc. Madres han sido exaltadas por los poetas como mujeres aladas abnegadas que dan todo por sus hijos, pero lo cierto es que estos estereotipos sólo causan confusión en nuestra sociedad de lo que se espera de ellas.
Mientras que se ha escrito mucho sobre el desarrollo del bebé durante el embarazo, poco se ha escrito sobre la nueva mamá. El artículo del New York Times “El nacimiento de una madre”, escrito por la psicóloga Alexandra Sacks, hace una aproximación al momento en que una mujer nace a la vida materna y se convierte en un ser generador de vida. Explica que mientras algunas mujeres sienten una inmensa alegría “la mayoría también experimentan preocupación, decepción, culpa, frustración y hasta ira y temor.”
Dar vida a una nueva identidad, es tan demandante como el dar a luz un bebé, y constituye uno de los cambios físicos y psicológicos más significativos que experimentará una mujer. Sacks señala cuatro elementos que debe conocer la nueva mamá:
Cambio en la dinámica familiar: la venida del bebé va más allá de la creación de un ser humano, sino también implica la creación de una nueva familia. El bebé cumple una misión catalizadora que abre nuevas posibilidades y conexiones entre la madre, padre y hermanos. Esto permite una página en blanco, en que la madre (y el padre) pueden cambiar las cosas que no le funcionaron en su propia niñez.
Ambivalencia. La ambivalencia entre el deseo de estar cerca del niño y el deseo de tener espacio personal –tanto físico como emocional– es una ola normal de la maternidad. Es común que existan sentimientos encontrados cuando se trata de balancear las necesidades del niño y las de la madre. Recuerdo en la crianza de mis hijos el sentimiento de agotamiento físico de dar de mamar, atender y alimentar alrededor del reloj.
Fantasía versus realidad. Señala Sacks que mientras la madre espera a su bebé, ella ya ha desarrollado un fuerte sentimiento e historias sobre él, que al nacer puede desilusionarse si no se alinea con su visión preconcebida.
El síndrome de la “madre suficientemente buena”. Siempre está contenta, y pone las necesidades de su hijo primero, antes que las propias. A la mayoría de mujeres que se comparan con esta supermadre y se fijan metas poco realistas les genera sentimientos de vergüenza y culpa.
Estas experiencias complicadas pueden causar aislamiento, y generar depresión posparto. Algunas madres se sienten perdidas entre quienes fueron antes y quienes creen que deben ser ahora. Hoy sé que la depresión posparto afecta a muchas mujeres. En mi caso, fue un duelo necesario para avanzar hacia una nueva identidad.
Reconozco que aunque ser madre es un sentimiento bello y lleno de satisfacciones, no es para todo el mundo. Para algunas mujeres, la maternidad ha sido sinónimo de realización personal de vida, pero el problema con esto es que los hijos finalmente crecen y esto puede dejar un gran vacío. La maternidad sostenible implica un compromiso concienzudo de prestar tu cuerpo para el desarrollo de un nuevo ser, de alimentarlo ya sea através del regalo de la leche materna -o no-, de criarlo con amor, pero con reglas claras y de acompañarlo para que progresivamente vaya formando sus propias alas y sea completamente independiente.