Estuardo Gamalero

“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: La voluntad” Albert Einstein

No pasa más de un día sin que recibamos alguna noticia de infarto, un video impactante o una historia desgarradora de la diabólica situación que atraviesan los venezolanos.

Las reacciones y dudas de quienes las miramos o nos enteramos son más o menos las mismas: “¿Por qué los cómplices de la Comunidad Internacional no hacen algo?; “¿Cuánto más podrá aguantar ese pueblo?”; “¿Qué tan lejos o tan cerca está mi país de convertirse en una Venezuela?”.

El objetivo fundamental de este artículo es solidarizarme con el dolor y también la valentía del pueblo venezolano, el cual atraviesa uno de los peores momentos de su vida política, social, económica y jurídica.

Venezuela: un pueblo que en pie de guerra y sobradas verdades y razones pide el apoyo de todos nosotros.

Los actos represivos del Estado ante la vida de las personas, su libertad, la propiedad, la libre expresión, manifestación, acceso a alimentos, salud y educación son escenas del apocalipsis venezolano. La adversidad, la escasez, la violencia, el mercado negro y la inseguridad, tocan todos los días las puertas de las familias venezolanas.

En la empatía por el sufrimiento ajeno, ya sea en privado o en eventos sociales, muchos nos preguntamos en voz alta: “¿Qué podemos hacer para ayudar o cuando menos solidarizarnos con el pueblo de Venezuela?”.

Estoy seguro que muchos de ustedes también se han hecho la pregunta: ¿En qué se equivocaron los venezolanos?, ¿Qué podrían haber hecho diferente para no llegar a los niveles de genocidio democrático en el que se encuentra sumido el país?, ¿Cómo podemos identificar a un comunista, un dictador y a un populista?

La génesis del chavismo, es fácilmente entendible en la mente resentida de un dictador que engañó a todo su electorado. Un delincuente político que recién salía de la cárcel por golpista, el cual se aprovechó de las necesidades insatisfechas de un pueblo. Manoseó la Constitución Política venezolana. Cooptó la institucionalidad de los tres poderes del Estado y politizó el cumplimiento de la ley. Aniquiló el sistema productivo y para ello castró la propiedad privada. Fusiló la libre emisión del pensamiento.

Hugo Chávez y Nicolás Maduro se perpetuaron en el poder mediante la manipulación de la Carta Magna a través de Asambleas Constituyentes. Una vez en el poder compraron voluntades nacionales e internacionales a través del petróleo y mientras les expropiaron, convirtieron en pordioseros a los ciudadanos venezolanos a través del neosocialismo de izquierda, hicieron multimillonarios a sus familiares y al séquito de seguidores.

El dilema con el ser humano es su incapacidad de entender un problema, cuando cree que los efectos del mismo no le afectarán en el presente inmediato. Dicho en otras palabras, la mayoría de personas vivimos bien en nuestro egoísmo mientras el problema del vecino no toque a nuestra puerta.

Lo que todos debemos entender y debe ser motivo de consternación internacional es que #TodosSomosVenezuela y fácilmente nuestros países y el control de sus instituciones se pueden esfumar. De ahí la importancia de cuestionar objetivamente todo abuso de poder y cualquier intento de cooptar las estructuras del Estado y atentar en contra de la independencia de los organismos Judicial, Legislativo y Ejecutivo.

La mejor táctica de los populistas y eventuales dictadores es disfrazar sus intenciones de un humanismo democrático. Estos generan en la población el espejismo que, la pobreza y sus problemas siempre son culpa de alguien más. Por supuesto, ellos tienen la fórmula mágica para solucionarlo.

El objetivo es dividir al pueblo y generar propuestas o reformas que confronten a la población. La épica guerra de buenos vs malos no está reservada para las películas del cine.

El humano idiota no sabe ni valora lo que tiene, hasta que lo pierde o alguien se lo arrebata. Damos por sentadas las garantías individuales y no valoramos la vida hasta que se esfuma. No apreciamos la libertad, hasta que nos damos cuenta que el sistema arbitrario nos puede encarcelar y silenciar. Criticamos la economía de mercado y los fundamentos que generan inversiones y trabajo, sin darnos cuenta que su ausencia define los modelos socialistas que tanto odiamos. Así sucede con la salud y la familia. Dos bienes preciados que muchos no valoran hasta que los pierden.

#TodosSomosVenezuela y no podemos dejar que nos roben la voluntad.

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