Cuando uno lee las redes sociales y ve los comentarios sobre el ataque del que fueron víctimas estudiantes adolescentes por un energúmeno que utilizó su vehículo como arma dejando más de una docena con heridas de consideración, no queda más que dejarnos con una mezcla de indignación y angustia al ver a qué nivel hemos llegado como sociedad.

Y claro que se puede analizar solo el hecho como el arranque de cólera de alguien que tenía urgencia de pasar por el lugar bloqueado, lo cual, visto desde cualquier ángulo, tendría que tener una soberana y generalizada condena de todos y cada uno de nosotros.

Pero vayamos un poco más allá. ¿Ha habido condena de parte de los ciudadanos contra la escoria magisterial que hace inoperante al ministerio de Educación? ¿No hemos sido muy tolerantes con los políticos que a cambio del “apoyo” de Joviel sacrifican toda la operación educativa del país?

¿Y qué tal que fueran nuestros hijos los que van a diario a perder el tiempo porque no tienen maestros? Se tiene que oír cada cosa como los que comentan que hay otras formas de hacerse escuchar o los que con un abuso de la ignorancia dicen que “el respeto al derecho ajeno es la paz”. Quisiéramos saber cuáles son las otras formas que se proponen para que los alumnos puedan ser escuchados con seriedad y proponemos que para hablar de paz, empecemos a romper las cadenas de una estructura que mantiene siempre castigados a los mismos y que hace que la sociedad “pudiente”, moderna y civilizada los condene por reclamar salir del abandono.

Pero hay más. Tenemos a una Procuradora General de la Nación que ahora ha apelado la resolución de un juzgado para detener las operaciones de TCQ por haber incumplido los procedimientos. ¿Alguna duda más que los “defensores” del Estado están al servicio de la empresa propietaria de la terminal? Hay que recordarles, que sumada a la arrastrada posición de estos personajes tenemos 30 millones de razones en moneda estadounidense para pensar muy mal.

Finalmente, ante un amparo provisional dictado por la CC, surge ahora la amenaza de que expertos en la manipulación jurídica que desde esa misma Corte y desde la CSJ fueron paladines de la impunidad y del manoseo para violentar la verdadera legalidad.

Si alguien sabe cómo utilizar las Cortes para beneficios específicos es quien como suplente de la CC traficó influencias. Que ahora venga a mostrarse indignado es como que un pandillero hable mal de la extorsión. Recurrir a esa clase de abogados hace dudar seriamente de sus patrocinados.

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