Francisco Cáceres Barrios
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Ante la pasividad e indolencia de nuestras autoridades superiores, muchas hectáreas de nuestra Biósfera Maya están siendo devastadas por el inmisericorde fuego, mientras un reducido grupo de bomberos forestales, pasando una y mil penurias han seguido luchando para preservar el valioso recurso forestal de Petén, el que sigue ardiendo en diversos siniestros activos o sigue siendo utilizado de manera poco conveniente para los intereses de la nación.
¿Y para qué existe la mentada Fuerza Aérea Guatemalteca, si no es para brindar un decidido apoyo al Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap)? Fue la pregunta que un reportero le hizo a nuestras autoridades, quienes rápidamente cambiaron de tema para explicar lo que estaban haciendo y que su mayor esperanza era que lloviera pronto para así contribuir a apagar los incendios existentes y prevenir los futuros. Otra triste realidad es que tenemos “fuerza”, pero no contamos con aviones ni equipo adecuado. Mientras tanto, helicópteros de la Fuerza Aérea Hondureña y mexicana se han sumado para prevenir que lo mismo ocurra en sus respectivos territorios, lanzando por su medio miles de litros de agua, aunque hasta el momento no hayan sido suficientes.
Todo lo anteriormente descrito es tan solo una pequeña muestra de lo mal que andamos, como del tamaño de las consecuencias derivadas de los pésimos gobiernos precedentes al presente, habiendo dejado una carga que lo más seguro es que se siga heredando sin contar con alguna posible solución o ¿alguien sin matices políticos podrá hacerse ilusiones de que el actual tenga en su agenda prevenir y combatir con mayor efectividad tales siniestros y mantener el control efectivo de Petén para preservar nuestra biósfera?
Tardíamente se acaba de decretar el Estado de Calamidad Pública, como que solo con ello se lograra retomar el liderazgo para que de ahora en adelante se pudieran tomar las medidas necesarias, fueran de carácter organizativo, financiero y, sobre todo, para contar con el recurso humano capaz para dirigir, organizar y ejecutar aquellas políticas públicas que nos lleven a recuperar el control perdido en Petén, como que se siga deteriorando.
Según las informaciones del Conap actualmente hay 16 incendios forestales activos en Petén, lo que ha destruido ya 1 mil 400 hectáreas y afectado a los parques nacionales, como que en algunos casos han causado daños irreversibles. De esa cuenta lo único cierto y seguro es que seguimos viviendo una de las condiciones más precarias del Estado guatemalteco, por lo que tanto sus instituciones, funcionarios y empleados debieran ser motivo de una reingeniería total, pues de lo contrario el destino final será el desastre total. Solo seguir armando parapetos politiqueros no es suficiente.