Emilio Matta Saravia
He escuchado a un gran número de personas nacidas en la década de los 90 afirmar que el actual alcalde del municipio de Guatemala, Álvaro Arzú, es el mejor alcalde que ha habido en Guatemala. Por supuesto que, para ellos, es el mejor, si es el único alcalde que han conocido. No han tenido nunca un punto de comparación. Erróneamente creen que las administraciones de Óscar Berger y Fritz García-Gallont fueron distintas, cuando quienes ya éramos adultos en la última década del siglo XX, sabemos perfectamente que las administraciones, primero del PAN y luego del Partido Unionista, eran lo mismo que el señor Arzú. También es importante recalcar que a partir de 1985, cuando se establece en la Constitución de la República que las municipalidades reciben el 10% del presupuesto, que las comunas, principalmente la de Guatemala, han tenido más recursos financieros para hacer frente a sus compromisos.
Los problemas de la ciudad no son grandes, son descomunales. Para resolverlos se necesita una administración seria que, en primer lugar, reconozca que los mismos existen, y en segundo lugar, elabore planes coherentes y serios, y los ejecute eficientemente. Lamentablemente Álvaro Arzú ni siquiera reconoce que dichos problemas existen, ya que según él, es el segundo mejor alcalde del planeta (después del alcalde de París). No admite sus errores, que son igual de descomunales que los problemas que tenemos en la ciudad.
No es noticia que los principales problemas que afrontamos todos los vecinos de la ciudad de Guatemala son la falta de agua, la falta de drenajes adecuados, el tráfico vehicular y la contaminación ambiental que el mismo conlleva, la escasez de transporte público seguro y de calidad, la falta de vertederos de basura y reciclaje adecuado de materiales desechados, y podemos seguir con un largo etcétera. Lo que si debemos hacer, es buscar soluciones a los mismos.
Desde la administración de Colom Argueta, existía un plan para traer agua a Guatemala del Motagua, plan que no se echó a andar por ninguna administración posterior. Creo que este plan puede ser aún viable
El sistema de colectores subterráneos también fue hecho en tiempos de Colom Argueta y no ha sido ni siquiera mantenido. Sin embargo, es lo único que evita que la ciudad de Guatemala se convierta en un sinfín de ríos y lagunas en invierno. No existe un plan para dar mantenimiento a los ya existentes, menos ampliar la red de colectores. En un país donde llueve de cinco a seis meses al año, creo que es un tema más que relevante.
El problema del agobiante tráfico vehicular va estrechamente ligado a la falta de transporte público seguro y de calidad, así como a la obtusa y contumaz forma de pensar de nuestro Alcalde, de seguir viendo la ciudad como un municipio y no como un área metropolitana, donde los distintos municipios deben actuar coordinadamente para resolver de forma estructural este problema, como pasa en Santiago de Chile, Bogotá o Sao Paulo, ciudades mucho mayores que Guatemala, pero con problemas de tráfico menores por haberlos atacado seriamente en su momento (Santiago tiene cinco o seis líneas de metro subterráneo).
Estos temas, serios y delicados, los estaré desarrollando uno por uno con mayor profundidad más adelante. Por ahora, solo queda decir: ¡Ya basta señor Arzú!