Ayer, con la lógica que posiblemente otorga ver el panorama completo de Guatemala y, desde fuera, darse cuenta que es imposible que un Estado pueda seguirse sometiendo a los poderes que lo tienen anclado en el divisionismo, racismo, pobreza, discriminación y violencia, congresistas tanto demócratas como republicanos de los Estados Unidos de América solicitaron al gobierno de Guatemala a que se continúe la cooperación y que se facilite lo necesario para que el Ministerio Público con Thelma Aldana y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala con Iván Velásquez, puedan hacer su trabajo.
«La Cámara de Representantes reafirma que la lucha contra la corrupción en el Triángulo Norte es un importante interés político de los Estados Unidos», se lee en la resolución.
Todo esto, se da respecto a las discusiones que el Comité de Apropiaciones realiza para determinar qué tipo de cooperación y ayuda se puede dar a los países que en sociedad con la potencia del Norte, enfrentan amenazas y desafíos tanto en el campo de la seguridad como del desarrollo.
Además, localmente, ocurre después de una desafiante declaración del presidente Jimmy Morales en la que afirmó que él «sí puede» quitar al comisionado si fuera el caso.
A eso se tiene que sumar el intento de los diputados por aprobar legislación que los exonere de responsabilidades penales o que se reduzcan los tiempos de prisión preventiva, oliendo ya que tendrán que pasar en centros de detención y quieren hacer tacuches a su medida.
Y tenemos sectores poderosos de la sociedad que se han montado en el carro de la crítica a la presencia de una institución conformada por expertos internacionales que ha acompañado a un Ministerio Público serio y contundente en la lucha contra la corrupción y la impunidad. Han manifestado su descontento por el trabajo realizado y otros participan activamente en campañas negras o amenazas a la integridad física de quienes dirigen estos esfuerzos.
La verdad es que, siendo soberanos y si todos los detractores están en lo correcto, a los Congresistas habría que demostrarles en qué se ha actuado mal en este proceso por una justicia más independiente, que no reconoce intocables y que quiere romper los esquemas del sistema de corrupción.
También podemos ser «soberanos» y mandar por un tubo la ayuda de Estados Unidos declarando que estamos determinados en seguir matando de hambre y por la violencia a nuestros ciudadanos y que se dejen de meter con nosotros. Así de ridícula es la postura de muchos en Guatemala y de una sociedad que ni se inmuta.