Francisco Cáceres Barrios
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Un funcionario del Ministerio de Gobernación acaba de asegurar a un medio de comunicación que en la Sexta Avenida no es el único punto en donde el consumo de la marihuana es fuerte, que también hay muchos lugares más. Esto evidencia que los responsables de combatir el uso de drogas en nuestro país saben muy bien en donde se venden, consumen e incluso los sitios en que se distribuye al por mayor pero, porque no les da la gana, porque en los tribunales cuando consignan a los consumidores y traficantes rápido los dejan en libertad por “falta de mérito” o porque hayan intereses de por medio, se deja de lado el combatir lo que le está haciendo mucho daño a nuestra niñez y juventud, como que es la causa principal del incremento constante del número de delitos de todo tipo que se cometen a diario, como que en los llamados “centros de bienestar social” de la Presidencia también ha sido causa preponderante de motines y conflictos entre sus residentes.
El consumo de droga en nuestro país se ha incrementado de manera alarmante y hemos llegado al colmo que un llamado “digno” representante de la patria ya presentó dos iniciativas de ley, una para legalizar el consumo de la marihuana, puerto de entrada para utilizar sustancias más peligrosas y el otro, para legalizar clubes especiales para su consumo. Vean qué caso. ¿Cómo podemos esperar entonces el cierre de tantos lugares en donde se promueve el consumo de bebidas embriagantes con el tácito consentimiento de las autoridades porque sostienen el criterio que la juventud lo que necesita es solaz y esparcimiento, aunque a pocas cuadras del lugar vayan a sufrir terribles y dramáticos accidentes?
Callar los problemas que nos afligen y peor ocultarlos, no solo no ayudan en nada a nuestro país, sino los complican o los agrandan y el mejor de los ejemplos lo encontramos en los tristes acontecimientos ocurridos en los mal llamados centros “de bienestar” social, pues su funcionamiento era y sigue siendo deplorable, como que tampoco guarda buena relación con los servicios públicos que el Estado debiera prestar a la población y para colmo, también han sido utilizados como escudo para obtener recursos públicos que maneja a su sabor y antojo los círculos allegados al presidente de turno.
No sigamos callando entonces los grandes males que afligen a nuestro país, en especial aquellos que más temprano que tarde nos van a estallar en pleno rostro causando heridas y daños inconmensurables. Tampoco dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy, retomemos el buen método de hablar con la verdad en beneficio de nuestra niñez y juventud.