Dra. Ana Cristina Morales

Esta palabra es definida como la incapacidad de conmoverse o sentirse afectado por algo. Es de pensar que en Guatemala, este sentimiento tenga predominio. Y la culpa no es de nadie, y la culpa es de todos.

Día tras día, se describen hechos trágicos, la vida se considera adversa, y ante tales hechos, la indolencia predomina. La explicación que tengo, podrá ser equivocada, o tal vez, no la única. Es de considerar que se trata de negar una realidad, que se considera equívoca, injusta o indeseable. La negación es un mecanismo de defensa primario, es decir, una forma primitiva y rudimentaria de abordar situaciones que resultan ser inaceptables al ser humano.

Los mecanismos de defensa son procesos psicológicos inconscientes que cuidan la integración del yo. Y mientras más rudimentarios son, más cercanos a los procesos psicóticos se encuentran. Al analizar que la indolencia de las personas guatemaltecas, se debe a la negación de los eventos vividos. También, se puede inferir, que dentro de nuestras redes sociales, existe el caos, la desintegración y por ende, extensiones de manifestaciones psicóticas.

Es tan pequeña la esperanza, de que surjan cambios que alivien el dolor y la visión que tiene de su mundo el guatemalteco. Que para lograr sobrellevar la vida. Se necesita negar lo visto y lo vivido. La muerte, el martirio, las vejaciones, los desastres ocurren en lo cotidiano. Y ya no espanta, porque el dolor que arrastra corre a diario. Hay quienes tratan de caminar por vertientes paralelas, a sabiendas, de que siempre es posible, ser alcanzado.

Hace poco, tuve una conversación con un amigo. Este me dijo: Yo ya he imaginado los peores escenarios para mi mundo. Y sí, es cierto. Las personas meditan acerca de ello. No porque sean funestas o ansiosas, sino, porque cada día, es más difícil encontrar un camino paralelo que nos libre de violencia y de dolor. Que no termine por socavar quienes somos, o pretendemos ser.

Las realidades más que olvidadas, se niegan de manera frecuente. Lo que contribuye a la vigencia de una psicosis dentro de la colectividad. Muchos, no tienen la clara conciencia de que estar loco, no es hacerse el loco. Y que cuando la vida duele hasta el tuétano, es cuando surge la psicosis.

De manera vaga, y a veces, también directa, se describen los problemas que atañen al país. Las causas de la violencia y del dolor. Pero, las soluciones, se observan más distantes, poco prácticas, escuetas e intangibles.

Pido disculpas por el contenido de este artículo. Cuando comencé a escribir, siempre tuve la idea de transmitir, cuando de emociones tratara, un pequeño estímulo esperanzador. Pero, hoy considero, también prudente, confesar nuestra indolencia. Ya que solamente, si logramos detectar nuestros sentimientos, y acercarnos a la realidad. Tendrá cabida la lucidez.

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