Carlos Soto Pineda

Este 15 de marzo del 2017 fui testigo privilegiado de la valentía  y gallardía de los Estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas de la Usac (Universidad de San Carlos de Guatemala) en el CUM (Centro Universitario Metropolitano) quienes con mesura dirigidos por otro estudiante, me hicieron recordar a la AEU (Asociación de Estudiantes Universitarios) de los años setenta, combativa, esa si HONORABLE, argumentativa, propositiva y a las representaciones políticas estudiantiles principales de esa época, FRENTE y FERG (Frente Estudiantil Robin García).

El estudiantado hastiado de la prepotencia e intimidaciones de un grupúsculo de “encapuchados” que so pretexto de las “actividades huelgueras” realizaban exacciones monetarias intimidatorias, cierre de instalaciones e interferencia en las actividades académicas programadas, consensuaron mediante una Asamblea General el desconocimiento de los “Comités de Huelga” de la Facultad de Ciencias Médicas.

Vino a mi memoria como siempre, Oliverio Castañeda De León, pues con firmeza y entereza, sin recurrir a la violencia en respuesta a la provocación, hicieron que los pseudoestudiantes encapuchados se identificaran para constatar sí realmente eran estudiantes regulares de la facultad y al verificar que eran infiltrados, fueran expulsados deshonrosamente del campus universitario metropolitano.

Oír a un estudiante, que para mí aun es un niño, que no sobrepasa los 19 años de edad, mencionar el valor histórico, simbólico de la capucha universitaria, el porqué de su uso, el llamar a que no se denigre su portación en recuerdo a los mártires y a los dirigentes que por razones de seguridad propia y de su familia tuvieron que usarla –por protección y evitar ser reconocidos y asesinados, o sufrir los embates de la represión– pero con dignidad, con pundonor.

La Huelga de Todos los Dolores fue la válvula de escape a las frustraciones populares y estudiantiles, se constituyó en una tribuna de denuncia a los desmanes cometidos por autoridades y funcionarios universitarios y/o gubernamentales.

Desde hace años hasta la actualidad se convirtió de un espectáculo jocoso, ingenioso, satírico, a una bacanal vulgar, soez, que dio lugar a prácticas de extorsión y amedrentamiento, reflejo de la degradación general de la sociedad guatemalteca.

Recuerdo la imagen de Juan Luis Molina Loza personificando al Ché Guevara quien, como Jesús, cargaba una cruz con la leyenda “Revolución de América Latina”, la chispa, ingenio, elegancia de Carlos Gallardo Flores, Fredy Laparra Bolaños, Douglas González Dubón, personajes que estudiaron, se formaron, se graduaron y aportaron a esta sociedad malagradecida, tan acostumbrada y tolerante a la “talacha” y a “colaborar” forcivoluntariamente con el garrote y la macana.

Mi papá al observar el grado de degradación y la conducta de ciertas personas a veces decía: “este país ya se acabó”; al ver lo sucedido el 15 de marzo, espero el vaticinio no se cumpla.

Mi respeto a los estudiantes de medicina con la esperanza que esta sociedad hipócrita, desmemoriada, abusiva, oportunista, no los deforme y sigan actuando con pundonor, claridad, honestidad y vuelvan a dar vida a la consigna “CON CAPUCHA O SIN CAPUCHA… SEGUIMOS EN LA LUCHA”.

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