Carlos Soto Pineda

Dos lemas… dos realidades.

En Guatemala donde la regla era que el sistema de justicia se comportara como “la serpiente que solo muerde a los descalzos”, leer que por lo menos varios “sindicados” -usando el eufemístico término jurídico- por delitos contra los deberes de la humanidad, desaparición y violación de Guatemaltecos deban ser llevados -que no es lo mismo que “deban enfrentar”, porque esos cobardes NUNCA enfrentaron nada- a debate oral y público, es un respiro ante la historia de impunidad y frustración “endémica”- generalizada- por la búsqueda de justicia en el país.

Debe destacarse la labor del Juez Víctor Hugo Herrera Ríos, del Juzgado Primero “C” de Mayor Riesgo, quien dijo reconocer que las pruebas presentadas son suficientes para evidenciar que hubo participación de los 5 militares en condición de retiro (Francisco Luis Gordillo Martínez, Edilberto Letona Linares, Hugo Ramiro Zaldaña Rojas, Manuel Antonio Callejas Callejas y Benedicto Lucas García) en los vejámenes contra Emma Guadalupe Molina Theissen y la desaparición de su hermano Marco Antonio, ocurridos en el año 1981.

La tan sola posibilidad de que se juzgue y condene a violadores, asesinos, torturadores, secuestradores, represores, exfuncionarios involucrados en la desaparición, detención ilegal y crímenes de lesa humanidad, es un aliciente más para la búsqueda de Justicia y reconciliación social.

El ver al exjefe del Estado Mayor General del Ejército de Guatemala de los años 1978-1982, engrilletado y encarcelado preventivamente era algo impensable hace algún tiempo.

Esta “situación coyuntural” hace cuestionarse como alguien que siendo cadete de la Escuela Politécnica que se “alzó” el 2 de agosto de 1954 contra la existencia de un ejército de mercenarios invasores, que además fue estudiante distinguido en Francia (École spéciale militaire de Saint-Cyr), una persona que habla y escribe Francés, Inglés, Q’eqchi’ y Español, que recibió instrucción para interrogar y desenvolverse con la población Argelina en Bereber y Árabe, que es Ingeniero Militar, Piloto Aviador y Paracaidista, se haya envilecido y convertido en un producto criminal de su “especialización” en tácticas contrainsurgentes instruidas por el ejército Francés y “profesionalizadas” en el campo de operaciones en Argelia.

“Habilidades” puestas en práctica en Guatemala en el área de contrainteligencia como oficial de operaciones de agosto de 1967 a noviembre de 1971 ( cuando era presidente el General asesino Carlos Manuel Arana Osorio), hasta llegar al gobierno de su hermano, el también General de División Fernando Romeo Lucas García, época en la que alcanzó la Jefatura del Estado Mayor General del Ejército, desde donde con su aquiescencia y la de su hermano se “institucionalizó” la política de represión, inicialmente selectiva y luego generalizada, indiscriminada.

«Ils s’instruisent pour vaincre» se traduce del Francés al Español como “Instruidos para vencer” y a diferencia de su condiscípulo Francisco Franco Armendáriz, -el valeroso oficial del Ejército de Guatemala, que al regresar de Francia se unió a la incipiente Guerrilla- pareciera ser que lo instruyeron para perder… perder la humanidad.

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