Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com
La raza humana se integra por mujeres y hombres, y según los censos de los diferentes países en la mayoría el número de mujeres y hombres es similar, aun cuando en ciertas naciones como China de forma artificial e incluso a veces inhumana se ha fomentado más la existencia de hombres vs. mujeres.
Según los estudios físicos y psicológicos, la mujer y el hombre tienen genéticamente diferencias, sin embargo, es totalmente improcedente decir que la mujer en su capacidad intelectual y en su rol social está debajo del hombre. Tristemente hay sociedades como la musulmana que le asignan a la mujer un rol de subordinación y de discriminación.
En las democracias actuales, la mujer y el hombre deben de tener igual posibilidad de desarrollo, por consiguiente, política, económica y social su rol debe ser de la misma jerarquía que el de los hombres.
Pretender imponer de forma forzada que en la política la mujer y el hombre tengan cuotas iguales en la elección es también un rechazo y una falta de respeto a la individualidad del hombre y la mujer.
Por ello, vale recordar el eslogan de los Reyes católicos “tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”.
En la actualidad tenemos numerosos ejemplos de cómo la mujer se destaca por sus méritos propios igual que el hombre y por ello no necesita normas preferenciales o discriminatorias, actualmente los gobiernos democráticos de Alemania, Inglaterra son encabezados por distinguidas mujeres y es muy probable que esto también suceda como consecuencia de la próxima elección de Francia.
En Estados Unidos, en la última elección, Hillary Clinton obtuvo más votos ciudadanos que los que obtuvo Donald Trump y si no fuera por el sistema electoral de colegios que utiliza la democracia norteamericana Estados Unidos tendría como presidenta a una mujer que sin duda política, económica y social está mucho más preparada que el presidente Donald Trump.
En Guatemala, en muchas de las facultades de las universidades, cada día hay más mujeres que hombres y ello hace que como consecuencia lógica cada vez más la mujer se esté desempeñando como economista, como médico, como arquitecta como ingeniera y por supuesto como abogada. En el área de la justicia se puede comprobar que cada día hay más jueces, magistrados y oficiales de sexo femenino, lo que demuestra que es la capacidad, el esfuerzo y los méritos los que le abren a la mujer el camino.
Pretender imponer cuotas obligatorias es una equivocación, especialmente en un país como Guatemala donde por su conformación multiétnica multicultural y multilingüe podría perfectamente tratarse de imponer cuotas por etnia. Es la capacidad y no el sexo el que debe predominar en la representación de las mujeres y de los hombres.
En mi vida profesional y política he compartido con excelentes mujeres y de hecho como lo demuestran las circunstancias vividas he trabajado más rodeado de mujeres que de varones, tuve el honor la primera vez que fui diputado de elegir y de votar por Catalina Soberanis como primera mujer presidenta del Congreso, y cuando voté, según consta, razoné mi voto dejando constancia que votaba por una mujer por sus méritos y no por el partido político al que pertenecía.
Esperamos que el futuro por sus méritos las mujeres ocupen tantos o más puestos en el sector privado y en el sector público que los varones.
¡Guatemala es primero!