Jorge Mario Andrino Grotewold
* @jmag2010
La violencia es el último refugio del incompetente
Isaac Asimov.
La tragedia del hogar para niños, niñas y adolescentes “Virgen de la Asunción” ha puesto de manifiesto la incompetencia del Estado en su contexto, para afrontar situaciones como la violencia o el abandono de la niñez y adolescencia guatemalteca. Las teorías sobre lo sucedido abundan, pero se espera que el Ministerio Público determine lo antes posible las hipótesis, para dar con los responsables directos e indirectos de los graves hechos.
Sin embargo, pareciera que el sufrimiento de las niñas fallecidas, y quien sabe de cuántas más en otros centros, inició tiempo atrás, derivado de las condiciones terribles e inhumanas que se vivían adentro. La falta de cuidado especializado, los castigos incorrectos y el suministro limitado o insalubre de la comida proporcionada a la niñez recluida en el Centro, salen a la luz en este momento, así como las situaciones de posibles violaciones y abusos sexuales, realizadas o permitidas por monitores y autoridades del lugar. Informes de instituciones como el CNA y el PDH, declarando la vulnerabilidad y violación de los derechos, no tuvieron la incidencia esperada, ni en los tribunales de justicia, ni en los administradores del Centro, ni en quienes eran responsables de su resguardo. El sistema integral de protección de la niñez falló masivamente.
Siendo lo difícil que ha sido para las familias y para la sociedad guatemalteca que se ha indignado y dolido por lo sucedido, es imposible dejar de pensar que todas esas niñas estaban recluidas en ese lugar porque habían sido abandonadas por sus padres, habían sido maltratadas por sus familiares o bien corrían riegos a su vida e integridad de haberse quedado en sus hogares. El primer círculo de protección no funcionó y por eso fueron institucionalizadas. Por esas circunstancias, buscaron consuelo en un Estado para que les otorgara abrigo, una vida digna y un pleno ejercicio de sus derechos, en su condición de grupo vulnerable. El Estado les dio la espalda.
¿Cuántos hogares seguros hay en Guatemala? Las familias y sus carencias económicas y sociales, la ausencia de valores morales y la impunidad para los casos de maltrato y violencia contra la niñez son todas causas innumerables. El subregistro que se conoce de las denuncias es grande. Y, ¿Cuántos “Hogares Seguros” tiene el Estado preparado para recibir a estas víctimas? ¿Cuánto presupuesto ha asignado el Congreso de la República para dotar a las instituciones responsables del Sistema Integral de Protección de la Niñez? ¿Qué nivel de prioridad le asignan autoridades del sistema de justicia o de administración de los Centros a estos casos? ¿O tan siquiera a la supervisión del personal que trabaja en ellos?
¿Estará la sociedad preparada para luchar por un sistema que previene y no solo que se conmueve para casos de protección social?