Edith González

Hubo un momento donde todo era perfecto y no nos dimos cuenta.
Anónima

Enojo, gritos, soledad, tragedia, dolor, muerte, llanto, tristeza, culpa, insultos, descrédito, abandono, desamor, incultura, irresponsabilidad, cuidado, incapacidad, descuido…

Muchos términos se han escuchado relacionados con la tragedia del Hogar Seguro Virgen de la Asunción. Denuncias con intención o sin ella que provocan desinformación que desemboca en acusaciones, frustraciones, malos entendidos, opiniones sin fundamentos, creando temor.

Las personas se acusan unas a otras, las instituciones hacen lo mismo, los padres y familiares no se han quedado atrás, pero cuando unimos todo y queremos encontrar culpables para castigar, nos preguntamos sobre la función del Hogar, porque tenía tanta diversidad, porque esas niñas estaban allí y dónde estaban sus padres, su familia… cómo es posible que los tribunales siguieran enviando niñas a ese lugar que desde hace quien sabe cuánto tiempo sobrepasaba su población; por qué ahora la PDH exige, pero no reclamó ante el encierro con llave, estando presentes cuando ocurrió; por qué los político se aprovechan del dolor para hacerse publicidad y darse notoriedad, por qué se habla de calcinamiento cuando el Inacif dice que murieron por inhalación de monóxido de carbono.

Los sucesos nos demuestran, que somos una sociedad en decadencia, que no hemos aprendido a crecer como personas, que vivimos en un estado paternalista en donde todo debe ser resuelto por las autoridades y la culpa de todo lo malo por supuesto es de ellas, que no hicieron o dejaron de hacer. Hay quienes culpan a las autoridades del centro, al Presidente, a la policía, a los padres, a las niñas y hasta a cada uno de los guatemaltecos, por nuestra indolencia ante los sucesos diarios, ante nuestra indiferencia por cambiar. Ya lo decía Iván Velásquez de la CICIG, todos nos alegramos cuando cae un funcionario, pero somos incapaces de ver nuestros actuares, de evaluar nuestras decisiones, de cambiar nosotros para que nuestro país cambie. Es más fácil pasarle la responsabilidad al vecino, a la autoridad, al Estado o al Presidente, a quien incluso en TV Sur Venezuela al mediodía de ayer se le acusaba de culpable, y se recordaba la tragedia de El Cambray aunque no se acusaba de culpable al presidente Alejandro Maldonado.

En las redes sociales las personas han sacado todo su enojo por la pérdida de las vidas de estas niñas y por las que aún permanecen hospitalizadas, algunos grupos convocan a manifestarse por la tragedia y lanzar exigencias.

Mientras en Jutiapa se enterró el cadáver de Ashley Gabriela Méndez Ramírez, una joven de 15 años que se inició en las Brigadas Infantiles de los Bomberos Municipales Departamentales, en Monjas Jalapa y donde expresaba su deseo de ser Bombera para ayudar a salvar vidas, quien fue recluida en ese lugar no porque hubiera hecho algo malo, sino porque alguien en su familia actuó muy mal con ella y para alejarla del peligro los tribunales decidieron castigarla a ella y apartarla de la escuela, de sus amigas y su vida.

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