Marco Tulio Trejo Paiz

Nuestro país tiene casi todo lo que deseamos y necesitamos en nuestro diario vivir como en cualquier otro lugar del mundo.

Debemos evitar costosos gastos en viajes al exterior por relativo placer. Hoy es asaz oneroso el trafagar.

Si queremos vestir bien, aquí podemos lograrlo sin derrochar tanto dinero; si queremos extasiarnos en panoramas de belleza, aquí los tenemos en este valle de lágrimas y todos los departamentos.

Toda la región occidental nos presenta lo que tenemos y nos llena de legítimo orgullo.

Basta con ir a Huehuetenango, a Quetzaltenango, a Escuintla, a Sololá, a Totonicapán, a Chimaltenango, a Petén, a Alta Verapaz, a Jalapa, a Jutiapa, que tienen diversos lugares de atracción turística; en nuestra urbe capitalina abunda lo que nos complace sin echar como por espuertas los quetzales que no rivalizan con las monedas de los europeos, de los Estados Unidos de América, etcétera.

Apreciemos lo nuestro. Hay toda una gama de motivos para que los turistas extranjeros que, a pesar de las rachas negativas, siguen viniendo de muchos países de este y de otros continentes, quienes hacen desembolsos como si nada extraordinario y de relativo peligro está aconteciendo en nuestro país centroamericano de la eterna primavera…

El patriotismo de los guatemaltecos debemos expresarlo en el terreno de la realidad, con hechos, no solo con palabras que se las lleva el viento como si fuese hojarasca…

Naciones desarrolladas en todo sentido, mayormente las superdesarrolladas, están volcando sus múltiples productos en los pequeños países. Aquí lo estamos comprobando de mil maneras. Hay un dicho que expresa que el pez grande se come al chico…

Demos preferencia, pues, a lo que produce y tiene nuestro por ahora perturbado país que lucha por ir hacia adelante, siempre hacia adelante, recalcamos, en busca de la superación efectiva que se ha detenido en la medida indeseable como consecuencia de las garfadas archimillonarias de los corruptos de la politiquería, dignos de vegetar en las inundadas cárceles capitalinas y del resto del país, como desea el infatigable patriota ejemplar Juan Pueblo.

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