Una tragedia. No hay palabras para explicar lo sucedido ayer en el Hogar Virgen de la Asunción en que decenas de niñas y adolescentes, fallecieron consumidas por las llamas mientras otro gran grupo sufre heridas graves por las quemaduras.
Pero esto no es el efecto de un incendio. Es el efecto de un sistema que por no encontrar la atención a la niñez la mordida que se entrega en TCQ, Odebretch, compra de medicamentos o asignaciones de contratos, no hace nada porque aquí todo es al ritmo del billete.
Se advirtió con tiempo de los graves problemas y queda en evidencia que el rescate de un menor de condiciones de vida difíciles es criminal, porque son enviados a ambientes donde el sufrimiento, vejámenes y humillación son peores que en sus hogares.
Tenemos que aceptar que como sociedad hemos fallado. Somos ciegos para notar los sufrimientos de todos estos jóvenes en riesgo y de sus familias que son condenadas a vivir entre las carencias y miserias de ese mismo sistema que sentencia al que no tiene y privilegia a los pocos que pueden financiar campañas, evadir, defraudar o simplemente beneficiarse de la escala de poder que se goza por razones sociales y raciales.
Ahora resulta que la Secretaría de Bienestar Social, la Procuradora General de la Nación, el Organismo Judicial, el MP y la Presidencia se tiran la pelota porque nadie asume responsabilidad en esta tragedia. Nosotros, lo dijimos y lo repetimos en estas páginas y nos da hasta pena ver a nuestra compañera, Mariela Castañón, pues a pesar de sus tantas alertas, ganó la necedad de los funcionarios que prefirieron no hacer nada. Simplemente, nada. Por supuesto, la señora Morfín debe estar ocupada con TCQ, porque la diferencia es el billete.
Pero ya, el Presidente se dignó en reaccionar y magnánimamente ha decretado tres días de duelo, luego de hacerse el papo tras la tragedia porque no sabía ni qué decir. Es evidente que el liderazgo que se tendría que notar en momentos tan delicados, simplemente no existe.
Pero volvemos al punto real. Este es el resultado de una sociedad que también evade su responsabilidad sobre las raíces tan profundas de un sistema que nos condena y que nos demuestra, todos los días, la podredumbre de principios con la que vivimos.
Como no hay billete para resolver este caso, ni la PGN, ni la Presidencia, ni nadie lo pondrá como prioridad porque así es nuestro sistema. Actúa únicamente en aquellas áreas en las que el funcionario puede embolsarse algo de dinero. Lo demás, no importa.







