Juan José Narciso Chúa

Mi buen amigo Édgar “El Maestro” Gutiérrez aludió con su calidad de pluma al laberinto del Presidente, una situación que metafóricamente muestra cómo él mismo fue enredándose en su propia madeja, justamente a instancias de su poca capacidad de comprensión de la realidad política, de su escasa condición para comprender el momento político y su pésimo grupo de asesores, que más pareciera un conjunto de aduladores, que se encargan de endulzarle el oído pero poco críticos en cuanto a identificarle cuáles son las condiciones de la coyuntura y en qué terreno se sigue adentrando peligrosamente.

Desde la perspectiva cinéfila, pareciera que el Presidente vive en una realidad tipo La La Land, un musical extraordinario, con una trama compleja, pero interesante, una fotografía excelsa, pero al final de cuentas es una realidad idílica la que quiere vivir el protagonista y termina al cabo de un tiempo de estrellarse contra la ruda verdad, perdió a la dama, quien construyó una vida sin él.

En la película Manchester by the sea, una película que lo mantiene en vilo por las enhebraciones difíciles que se van construyendo en la trama, me pareció un diálogo entre los exesposos varios años después, que se encuentran casualmente, pero inician una plática quebrada, que en poco tiempo quiere decir mucho, diálogo que resulta impresionante, en donde a pesar de la distancia, el rompimiento y las nuevas vidas de ambos, existe una cantidad de cuestiones que quedaron sin resolver, sin decir, sin comprender y aunque el diálogo es quebrado por las circunstancias de ambos, resulta en una encrucijada que vale la pena volverlo a ver. Ese espacio tan divergente, pero a la vez tan convergente, pareciera la forma que el Presidente comprende su realidad circundante, solo que sin la riqueza del contenido del diálogo de la película y ante preguntas incómodas responde cualquier cosa que se le cruza a la cabeza, pero termina hundiéndose más en el fango de la pérdida de credibilidad.

Una de las películas que actualmente se pueden ver y disfrutar es la llamada Hiden Figures, que en español se le denominó Talentos Ocultos; sin embargo, el título en español es una simpleza en cuanto lo que quiere decir el título en inglés, al referirse justamente a uno de las exigencias del jefe de los ingenieros de la NASA, cuando señala que es imprescindible “ver más allá de las matemáticas”, es necesario que vean “los signos ocultos que están detrás de los cálculos matemáticos”. Justamente está siendo una película basada en hechos reales, le regala la dimensión de magnífica a la misma, cuando en el marco de la inteligencia más allá de la normal de las protagonistas, todas negras –auténticos genios–, pero consiguen avanzar en una época por demás machista, pero adicionalmente en un mundo que segregaba a la población negra. En el caso del Presidente, tengo que decir, que justamente su realidad y su forma de ejercer su función de líder, efectivamente responde a la escasa profundidad del título en español, solo que, al revés, puesto que el talento de sus asesores –milicos de viejo cuño, que todavía piensan como en la guerra fría; compañeros de comedias; y políticos corruptos–, son seguramente “talentos” pero muy, muy, muy ocultos.

Si uno analiza con detenimiento la manifestación del día de ayer, no puede dejar de asombrarse de su enorme capacidad de organización y movilización y ciertamente, sus demandas aunque maximalistas, sí tienen sentido en una realidad que hoy pareciera crujir alrededor de un régimen sin la menor capacidad siquiera de gobernar, sumado a una presidencia (sí con minúsculas) que se conduce irresponsablemente y además aleatoriamente; pero para mayor pavor, un Presidente que juega –literalmente hablando–, con fuego y no consigue descifrar y leer los códigos que su antecesor desoyó también irresponsablemente. Acá la película que se equipara a esta situación es la del título de la última dirigida por Mel Gibson, y que indica que el Presidente se quedará, de seguir así, como “El último hombre”, pero sin ninguna correspondencia con el protagonista de la película.

Artículo anteriorDe urgencia nacional
Artículo siguienteAnte la desesperanza