Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Recientemente en un acto oficial el Presidente de la República, Jimmy Morales indicó que él había sido democráticamente electo y que la única forma en la que concluiría su mandato sería también respetando el Estado de derecho y las normas con las cuales y por las cuales había sido electo. Asimismo, agregó que tenía informes que se gestaba un golpe de Estado para afectar su gobierno.

Estas expresiones produjeron numerosas reacciones en los medios de comunicación social, especialmente en canales de televisión por cable, donde quienes participan en los mismos manifestaron que no comprendían, y también no justificaban que el Presidente se manifestara de esa forma y aun cuando él había indicado que existían fundamentos para su manifestación, los mismos no habían sido expresados.

Durante los diferentes gobiernos democráticos que hemos tenido desde la vigencia de la actual Constitución, ha habido grupos de diferente naturaleza que en varias administraciones han buscado desestabilizar y por consiguiente variar o manipular el gobierno.

Nadie pone en duda que los tres organismos del Estado que constituyen los frenos y balances de la democracia están lesionados, la Corte Suprema de Justicia ha perdido tres magistrados y aun cuando no existe una sentencia firme y ejecutoriada en contra de cualquiera de los tres no podemos negar que la justicia está sumamente afectada.

En el Organismo Legislativo son numerosos los diputados a los que se ha requerido se les revoque el antejuicio y que pierdan durante dicho proceso su calidad de diputados, lo cual sin duda alguna mantiene en crisis individual y colectiva este segundo y muy importante poder del Estado.

De diferente manera, el Ejecutivo también está afectado. El presidente Jimmy Morales y el vicepresidente Jafeth Cabrera, de forma indirecta, se encuentran debilitados como estaría cualquiera de nosotros si existiera una acusación penal en contra de uno de sus hijos o de uno de sus hermanos.
Además, nadie puede decir que el gobierno cuenta con cohesión a nivel de Gabinete.

El Ministerio de Gobernación, a pesar del aumento de su presupuesto, del aumento del recurso humano en la Policía Nacional, no logra controlar la delincuencia, los asesinatos, las extorsiones son pan de cada día y el ministro y sus viceministros continúan actuando como que si fueran parte del Ministerio Público.

Si examinamos la prensa nacional encontramos que cada 30 días promedio se produce una conferencia de prensa del Ministerio Público y de la CICIG para plantear un nuevo hecho delictivo que continúa deteriorando la moral interna de la ciudadanía  y el prestigio internacional que necesita todo gobierno democrático.

Si sumamos todos esos factores, nos guste o no, tenemos que reconocer “que el río lleva piedras, que esas piedras producen retumbos” y que en conjunto son sin duda alguna una crisis que debilita consciente o inconscientemente al gobierno de la República.

Gobernar significa tomar decisiones, hacer valer la ley y sin duda alguna obtener el respeto que merece todo gobierno, de lo contrario el gobierno, el Presidente y el Vicepresidente están debilitados y cualquier soplo hace que un castillo de barajas tiemble y hasta se derrumbe.

Los guatemaltecos de buena fe deben fortalecer al gobierno y al Estado de derecho.
¡Guatemala es primero!

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