Juan Francisco Reyes López
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Como bien lo señalara la reforma a la Constitución es algo que estimo debe realizarse, sin embargo, opino que hacerlo solo en el tema de la justicia es un gran error por cuanto el sistema político de nuestro país necesita mejorarse, actualizarse y en parte cambiarse.
El Congreso de la República debe continuar integrado por diputados que representen los distritos o departamentos y diputados a nivel nacional que aglutinen y consoliden las opiniones nacionales.
También debe de quedar determinado el número máximo de diputados que integren el Congreso y así evitar que el mismo crezca desproporcionadamente. 160 diputados, como ya se estableció en la Ley Electoral y de Partidos Políticos, es un número adecuado, sin embargo, estimo que el Listado Nacional debe modificarse sin aumentar su número y establecer que los candidatos presidencial y vicepresidencial que en la segunda vuelta no hayan sido el binomio electo deben de pasar a integrar el Listado Nacional de diputados, logrando así una representatividad evidente y con ello una mayor consistencia política y social en el Congreso.
Lo mismo debe considerarse con el presidente y vicepresidente de la República que concluyen su mandato, quienes sin duda alguna podrán continuar dándole seguimiento a las obras y planes de gobierno que iniciaron y ejecutaron durante su gobierno.
Esta idea ha sido concretada en países como Chile y Nicaragua, sin duda alguna la representatividad de estas cuatro personas mencionadas le dará mejor consistencia al Congreso que cualquier otro diputado.
También considero que para elevar la capacidad intelectual y la madurez, los prerrequisitos para ser candidato a diputado del Listado Nacional deberían incluir ser profesionales colegiados y tener 40 años de edad como mínimo.
Una idea que también debe discutirse en una reforma constitucional es la conveniencia o no de aumentar el número de años del mandato del binomio presidencial, volviendo a ser cinco o seis años, como ya ha acontecido en nuestra historia política. Disyuntiva a esta alternativa es la de permitir la reelección, conservando 4 años de mandato, para que el pueblo de Guatemala soberanamente, si así lo estima conveniente, pueda reelegir a un binomio presidencial por una vez como acontece en Estados Unidos y otros varios países latinoamericanos como Colombia, Argentina y Chile, por cuanto es evidente que el mandato de cuatro años es insuficiente para desarrollar planes adecuados de gobierno.
Otros conceptos que deben de ser revisados implican si es procedente que el Ministro de la Defensa sea un civil y no un militar en servicio activo y si dentro de las obligaciones y derechos se establece la disyuntiva que el servicio militar obligatorio pueda tener como alternativa un servicio social obligatorio, lo que permitiría que los jóvenes que obtengan el título de bachiller, maestro o peritos contadores presten, por el mismo número de meses o años, un servicio social en salud, educación o corporaciones municipales del país.
En todo caso si la Constitución se reforma debe de hacerse abarcando la totalidad de la misma y no solo la parte que a un grupo determinado le interese, sometiéndose a consulta independientemente cada una de las partes que el Congreso apruebe para que el pueblo decida reformar o no.
¡Guatemala es primero!