Edgar Villanueva
Con admiración vi el mensaje donde el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, delineaba las acciones que su Gobierno estará tomando contra la corrupción. Después de ver el video varias veces me pregunté: ¿dónde está nuestro Presidente (aparte de inaugurando puentes y elucubrando sobre golpes de Estado)? ¿Alguien conoce cuáles son las acciones que ha emprendido para fortalecer el sector justicia y la lucha contra la corrupción?
Entre sus anuncios, PPK, como le dicen al mandatario peruano, indicó que las empresas condenadas por actos de corrupción, no podrán contratar con el Estado jamás y también decretó la “muerte civil” de los funcionarios condenados por actos de corrupción. En Guatemala estos mecanismos ya existen, algunos ejemplos están en el Código Penal (Arts. 56, 57 y 444) o en la Ley Contra la Corrupción (Arts. 5 y 11). Es decir, nuestro Presidente ya tiene las herramientas para darle “muerte civil” a empresas y funcionarios corruptos, pero parece no tener interés en impulsar que se cumpla la Ley y en apoyar abiertamente a las instancias que investigan y la hacen cumplir.
El Presidente peruano también anunció que triplicará el presupuesto de la Fiscalía que investiga delitos relacionados con la corrupción, mientras que, en Guatemala, se aumenta el presupuesto del Ministerio Público en teoría, pero en la práctica, el mismo está desfinanciado. A pesar que algunos entendemos la dificultad en la ejecución del presupuesto y la precaria situación financiera del Estado, tampoco vemos una voluntad clara del Ejecutivo de apoyar al MP y percibimos que se le ve como un ente ajeno al Gobierno. Esta percepción también se extiende al Ministerio de Gobernación, otro de los entes encargados de la aplicación de la Ley, el cual, a pesar de sus excelentes resultados, es atacado sin que el Presidente salga a apoyarlo.
Varias fueron las medidas anunciadas por el Presidente sudamericano en un acto de compromiso en la lucha contra la corrupción. Un acto parecido al que el presidente Morales hiciera tras el anuncio de la existencia de una investigación en contra de su hijo y de su hermano. Sin embargo, ¿qué ha pasado desde ese momento? ¿Hemos sentido los ciudadanos que el Presidente lidera la lucha contra la corrupción y el apego estricto a la transparencia? O, por el contrario, han reaparecido las componendas (elección JD del Congreso), las campañas negras (contra la CICIG) y la percepción de inestabilidad política (el Presidente dice que hay planes de golpe de Estado sin hacer una denuncia formal ante los entes responsables).
Presidente, todavía está a tiempo. Si usted lidera una lucha transversal contra la corrupción de la mano de los actores que ya la han avanzado, los ciudadanos que queremos una mejor Guatemala lo seguiremos. No se preocupe de las alianzas políticas y de los asesores que “crean la rabia y después aparecen con la dosis para detenerla”. No alimente la percepción que, o no escucha, o es cómplice de la corrupción que corroe al Estado. Todavía está a tiempo Presidente.