Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

En octubre de 2012 publicamos un reportaje y un editorial sobre el proyecto Living on one dollar, en el que dos universitarios norteamericanos decidieron viajar dos meses a Guatemala para experimentar lo que es vivir con un dólar diario como ocurre con muchas personas que viven en condiciones de pobreza aquí. Realizaron videos que subieron a YouTube, alcanzando cientos de miles de audiencia, lo que los impulsó posteriormente a hacer una película de casi una hora de duración en la que se refleja su experiencia. Chris Temple e Ingrasci Zach fueron los dos estudiantes que vivieron la odisea, acompañados de los camarógrafos Sean Leonard y Christoffersen Ryan, tomando en consideración que se estimaba que quien tenía que vivir con menos de dos dólares diarios era considerado, según los estándares internacionales, como parte del contingente de los pobres y quienes viven con menos de un dólar están en condición de extrema pobreza.

Pero en los últimos meses se ha convertido en un tema muy atractivo para el público norteamericano, especialmente porque la película se ha convertido en muy popular entre los suscriptores de Netflix, y de esa cuenta hay mucha gente en Estados Unidos hablando de esa dolorosa realidad social que se vive en nuestro país y que a ellos les causa una impresión tremenda. Desde importantes personajes de la vida política en Washington hasta personas que saben poco de la existencia de Guatemala en otro confín de esa nación, se comenta mucho de la pobreza en Guatemala y se entiende, además, el sentido dramático de la migración que desde hace años viene siendo la única esperanza e ilusión de muchos habitantes de nuestro país.

Netflix también está proyectando la galardonada película Ixcanul, de la que hemos publicado abundantes reseñas y trabajos periodísticos en La Hora y que nuestros lectores en su mayoría han visto. Ambas aparecen entre las que atraen la atención de los clientes de Netflix, especialmente en el apartado que hay para los suscriptores norteamericanos que es diferente a la de los suscriptores en otros países, lo cual coloca a la realidad social de Guatemala en una posición pocas veces vista, porque millones de televidentes tienen acceso a ver de primera mano películas que son verdaderamente testimoniales de lo que ocurre en nuestro país.

Cuando uno ve la película Living on One Dollar con ojos de chapín y sentimientos de solidaridad, no puede sino conmoverse de ver el significado de ese experimento académico realizado por los estudiantes norteamericanos que no atinaban a explicarse cómo es que tanta gente subsiste, porque en realidad eso no es vida, con míseras cantidades que no permiten ni siquiera la ingesta de calorías como para mantener una aceptable actividad diaria. Imposible contener en ciertos pasajes las lágrimas al entender que no estamos viendo una película, sino el exacto reflejo de nuestra realidad cotidiana con la que nos hemos acostumbrado a vivir.

Es evidente que aquellos que toman decisiones y proponen soluciones muchas veces llegan sin siquiera conocer estas realidades. Ante esto, lo mínimo, sería que vieran documentales como estos para acercarse a la realidad de la que siempre han estado alejados. Ver este testimonio debe abrir muchos ojos que hoy siguen vendados.

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