Jorge Mario Andrino Grotewold
* @jmag2010

Los países latinoamericanos, pero especialmente Centroamérica y México, tienen un gran reto para con sus ciudadanos que residen fuera de su territorio, ya sea migrantes con situación regular o irregular, y sin importar el destino, aunque es claro que Estados Unidos tiene una relevancia particular, no solo por el número de migrantes que en dicho país laboran, sino por las relaciones comerciales y políticas que tienen con la región.

1. Protección diplomática y consular de sus derechos. Es indispensable que el país cuente con una política internacional fortalecida y una posición unificada con sus pares centroamericanos y especialmente de México, que ha sido ejemplificada para ciertas restricciones del nuevo gobierno de Estados Unidos. Los Presidentes de estos países necesariamente deben dejarse escuchar con un frente común para darles respaldo a sus ciudadanos. Brindar protección consular directamente a quienes puedan requerir apoyo por deportación, y que ponen en riesgo a su familia ante una separación, o bien consejo legal sobre sus derechos, especialmente en lugares como California donde ya existen leyes de dicho Estado para protección por faltas leves cometidas antes de 2015.

2. Mejora de condiciones socioeconómicas. No es un secreto que para países como Guatemala y algunos centroamericanos, el sueño de migrar y radicar en Estados Unidos, o bien otro destino internacional, tiene que ver con los indicadores sociales y económicos que se presentan en sus países, en donde la pobreza y la falta de desarrollo provocan ese incentivo perverso. La falta de condiciones de empleo y oportunidades de superación por medio del estudio, también genera que niños, jóvenes y adultos busquen un destino que les brinde un mejor futuro. Estimular la economía y hacerla coherente con las desigualdades, es el gran reto. El plan para la prosperidad constituye una esperanza de apoyo internacional que debe ser bien utilizada.

3. Alcanzar una seguridad integral del Estado. A pesar de que las situaciones socioeconómicas siguen siendo el principal indicador para la migración hacia Estados Unidos y países con similar nivel de desarrollo, las inseguridades laborales, jurídicas, alimenticias y físicas se han convertido también en una gran razón para migrar. La violencia generada por el crimen organizado en áreas rurales y urbanas provoca la incertidumbre y el miedo en la población, lo que hace incómodo e inclusive difícil la convivencia ante una ausencia del Estado para combatir el contrabando, el tráfico de drogas y otros graves flagelos ya de connotación transnacional.

Si Guatemala no se articula internacionalmente y fortalece su posición en favor de sus migrantes, las consecuencias de una economía, basada en las remesas, puede ser grave. Pero el esfuerzo debe ser combinado en brindar oportunidades para su población que aún permanece en el país, y que no quiere migrar pero se ve obligada para garantizar un mejor futuro para ellos y sus familias.

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