Alfredo Saavedra
Carlos Alfonso Zipfel y García, como era conocido en su formal signatura, dio un valioso aporte a la cultura guatemalteca, con activa participación en la producción literaria y también con la promoción de la cultura por medio del centro de diversificación artística El Café Literario, una especie de ágora autóctona que congregaba a escritores, pintores, escultores y exponentes en la música. En ese centro se hizo amplia promoción de la poesía y lectura de literatura en general, también se efectuaron conferencias relacionadas con el arte y reuniones informales de escritores para la discusión de sus trabajos o para pasar un rato ameno en torno de una taza de café, o bohemios haciéndole honores a una botella de buen trago.
Carlos además publicó hasta donde se lo permitieron sus esfuerzos y su presencia en el país, cortada por un obligado exilio que se prolongó por unos veinte años, la revista Guatemala Comercial, una denominación tal vez prosaica, pero de un contenido afín con los propósitos del editor dentro del prontuario cultural. Durante algún tiempo El Café Literario albergó una pequeña librería que disponía con exclusividad de libros ligados al concepto de cultura. Fue atendida por un español, conocedor de libros tanto como de la guerra civil española que defendía al gobierno de la República, presidido por Manuel Azaña Díaz, un escritor y político progresista, derrotado por el fascismo franquista que hizo un gobierno de rabiosa derecha por más de 30 años.
La revista publicada por Carlos, concentraba su información sobre la actividad literaria e incluía trabajos de relevantes autores entre quienes figuraba la exquisita poeta Alaide Foppa, cobardemente secuestrada y de fatal desaparición, y otros creadores de la época. El Café Literario se significó con la exhibición de muestras de los pintores de esa actualidad y lo mismo hubo recitales de poesía y presentación de músicos, en especial en conciertos de guitarra clásica.
Zipfel y García fue notable poeta que inició la publicación de su obra en el Diario de Centroamérica, que por épocas divulgó suplementos literarios, como fue Tzoljin, uno de los publicados en los años 70. Más tarde, igual que otros escritores, escribió en la prestigiosa Tercera Página del extinto periódico El Imparcial, sección a cargo del venerable escritor César Brañas, maestro de varias generaciones de escritores jóvenes. Publicó además Carlos Zipfel varios opúsculos de poesía, entre los que popularizó De Paso y Travesía, impreso con delicada dedicación y que recogía poemas que configuraban lo primordial de su poesía.
Era Carlos –con quien el autor de esta columna tuvo una muy cordial amistad– un talentoso intelectual que como muchos otros guatemaltecos, permaneció exiliado en Costa Rica por veinte años, por su posición progresista, donde continuó su labor cultural, lo mismo que la práctica periodística, que ejercía desde sus tiempos en Guatemala. Al regresar, como la mayoría de exiliados del retorno, se encontró con un país diferente que ya no pertenecía a los que fuimos desarraigados por el exilio y ya no era posible una recuperación del pasado.
Supe, con tristeza y conturbación, del trágico final de mi amigo, en un percance de incendio hace dos años, cuando lo consumían el paso de los años, la nostalgia de otros tiempos y la melancolía de su pasado en la patria, que estuvo siempre en su mente y en su corazón, como genuino guatemalteco a quien ahora, sus amigos, rendimos un permanente homenaje por su calidad de artista de las letras y su alto espíritu patriótico.