Juan José Narciso Chúa

Nuestra sociedad no termina de comprender un golpe de justicia de la CICIG y el MP, cuando aparece otro. Anteayer leíamos la detención de un ex viceministro de Gobernación, un ex director de la Policía Nacional Civil y la solicitud de antejuicio de un juez de paz, que anteriormente fue parte del equipo de trabajo del ex ministro de Gobernación del régimen de Otto Pérez, todos implicados en la compra anómala de 47 camionetas blindadas por Q32 millones. Las cifras son elocuentes, que en dicha operación había negocio, no hay duda.

En la noche nos enteramos que la Corte de Constitucionalidad en una resolución histórica y por unanimidad, declaraba nula la elección de la cuestionada Presidenta de la Corte Suprema de Justicia, pues en la elección de la magistrada se había cometido una ilegalidad, pues para elegir a la Presidenta o Presidente de la Corte Suprema de Justicia, únicamente votan los magistrados titulares, pero el día de la elección de la defenestrada magistrada, había votado un magistrado suplente.

Cuando uno percibe esta noticia, no deja de asombrarse, pero cuando dicha ilegalidad la realizó la Corte Suprema de Justicia, el organismo del Estado responsable de conducir el régimen legal del país, uno termina en la incredulidad. En un país decente, en un país con una Corte Suprema de Justicia independiente, proba y ética, ocurriría la renuncia en pleno de la misma, para dar paso a una nueva corte. Pero claro, es Guatemala y el cinismo de los funcionarios o magistrados supera la ficción.

La Corte Suprema de Justicia actual es tal vez la más cuestionada y criticada, por la forma en la cual fue electa. Acá en esta corte estaban los ex magistrados Villeda y Charchal y la no menos “célebre”, magistrada Stalling. Hoy la CICIG y el MP han podido mostrar cómo se definen los puestos para magistrados, en donde convergen diferentes personas que se dan el lujo de manejar a números impresionantes de profesionales, con el propósito de colocar alfiles, torres, reinas y reyes para movilizarlos en el tablero de la justicia de este país, asegurando la impunidad, como principio rector de sus togas.

El cinismo de los funcionarios no termina ahí. Los diputados en su alianza concretizada en la actual junta directiva buscan también recuperar el espacio perdido y alejar los tiempos de la justicia, protegiendo a diputados o bien preparando iniciativas de ley para proteger a los ganaderos, vaya si no son cínicos los diputados y los ganaderos, pretendiendo un retroceso de 30 años fácil.

Hoy cuando se abre un espacio importante para nuestra sociedad, en la búsqueda de cambios radicales, transformaciones de fondo en donde la justicia y el derecho se conviertan en el eje que apuntale el camino para el Estado de Derecho democrático, bajo la conducción de magistrados capaces, probos y éticos y con ello irradiar los procesos de cambio a los otros organismos del Estado, hoy todavía de espaldas al pueblo y al momento político que puede ser histórico, el cinismo vive.

No se vale que los diputados pretendan ir a contrapelo de la justicia, en estos tiempos, ni mucho menos se vale, esto es aún más peligroso, pretender ir en contra de una sociedad que está vigilante, de una ciudadanía que ya no pide, sino exige, de personas que trabajan arduamente y que quieren una sociedad distinta para sus hijos y nietos.

Tampoco se vale que en el Ejecutivo apremien operaciones que no son transparentes, ni mucho menos legales, como es el caso de TCQ, ahí algo está podrido.

Todos los ciudadanos debemos comprender que nuestro papel es primordial, que nuestra participación ciudadana no termina con asistir a votar cada cuatro años; no, la presión ciudadana debe continuar para asegurarnos que nuestra sociedad camine hacia un futuro distinto y bajo reglas del juego diferentes. La impunidad debe terminar, el tiempo de la justicia ha llegado y con ello demanda el tiempo de políticos, empresarios, académicos y sindicales distintos, que vean y actúen más allá de sus intereses y recreen la potencialidad de una sociedad diametralmente diferente.

*Me congratulo de la participación de Alex Balsells para el Colegio de Abogados, fuera de la amistad de toda la vida, es un profesional de lujo, un excelente abogado y una persona proba y decente. Sin duda, don Alfredo estaría preocupado pero contento de esta incursión de Alex. Ánimo amigo, difícil pero no imposible.

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