Dra. Ana Cristina Morales Modenesi

Que tantas cosas puede decírsele a alguien que desea tener una familia. Es posible que no tenga recursos económicos y otros, también necesarios, para emprender una familia. Pero, ¿Quién es uno?, para decirle a otro, que no puede hacer una familia. Si sus anhelos inician y culminan con ello.

Que una familia se planifica, que hay momentos oportunos, que hay que pensar en el futuro. Pero, si las personas tienen un presente no muy distante al futuro, ¿Que le podría decir usted? A esa persona.

Un joven, recién en sus veinte, enseña su languidez y el hundimiento de sus pómulos. Su pelo oscuro y pishpinudo, con un ojo negro y el otro, sobresale por un enturbiamiento en su interior, recuerdo de un arpón que lo atravesó, en un juego de su niñez. Su camisa blanca raída, y en el cuello, manchas oscuras viejas y nuevas, un pantalón que le baila y sujeta con un cincho, incapaz de detenerlo a su cintura.

Su voz es queda, no le interesa hablar mucho. Pero, cuando habla, se ilumina, y el flaco, desborda entusiasmo, se siente sincero. Dice que quiere casarse, que él se quedó prendido de Marta, recuerda cuando dormían juntos, ella y él tenían casi los quince, y dice que la quiso mucho. Pero, cuando la hermana se dio cuenta. Dijeron que él, la había violado. – Yo, de verdad, la quería, y lo repito, mucho. Nunca la forcé, ella hizo, lo que hizo, porque quiso. Al igual yo. Pero, ya es tarde. La casaron con otro, y dicen, que ya tiene un patojito. Ahora, yo también quiero casarme, tener una familia, y para eso, tengo que regresar a mi pueblo.-

-Allá puedo trabajar en el campo, ganar el jornal del día, comer huevos, que cuestan dos quetzales cada uno. Y vaya que quiero encontrar a una mujer y hacer la familia. En mi iglesia me dijeron, que eso es, lo que un buen hombre, tiene que hacer. Y yo, lo quiero.-

Le digo: – ¿Creés que con ese dinero, puedan vivir bien?-

-Yo he podido vivir sin nada más, que lo que la tierra me da. Si da cebollas, como cebollas, si da papas, como papas y eso es todo. Y yo quiero una familia.-

– ¿Para qué? – La quiero para que sea mía, dormir con una mujer, calentarme del frío, sentirme acompañado y no solo. Tener ishtíos que me digan papá. Y cuando crezcan, juntos ir a sembrar al campo, ver la milpa subir y con más manos, más milpa. –

El flaquito se irgue orgulloso, su fuerza, su edad. Que quiere una familia y la tendrá. Para él, no hay más que decir, ni mucho menos, discutir.

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