Aparte de pedirles a los migrantes que se comporten bien y de recordarles que hay consulados a los que pueden asistir, parece que el gobierno y el Ministerio de Relaciones Exteriores han caído en el mismo papel de los estadounidenses de poca educación que eligieron a Donald Trump: Creen que todos los migrantes indocumentados son solo mexicanos.

No hay otra explicación a la inacción de parte del gobierno ante lo que está siendo considerado, a nivel mundial, como una política bastante escandalosa por la forma tan radical y la manera populista en que se están tomando tales decisiones.

Es cierto que el “muro” del que tanto se habla existe en algunas de las partes fronterizas de Estados Unidos con México. Es también cierto que los malos tratos y los desprecios a los mexicanos en Estados Unidos, son los mismos que sufren nuestros ciudadanos en los mismos Estados Unidos, pero también en terrible proporción, dentro del vecino México que hace con los demás lo que no les gusta que les hagan a ellos.

Tampoco se puede negar que habrá una tarea muy complicada para que el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, logre que el Congreso de su país se trague la idea de poner entre 14 y 25 mil millones de dólares que “después pagará México”. Más complicado será también, que funcione con eficiencia dicha medida para detener la migración.

El alto riesgo es que para demostrar que se puede recuperar el dinero, se establezca un impuesto a las remesas, uno más a los productos de nuestros países que ingresan a Estados Unidos y, así, empezar a “demostrar” que tiene capacidad de cobrar el costo del paredón que tanto ha anunciado.

México ha tenido una posición tajante y radical, al punto de cancelar una reunión que se tenía pactada para ayer entre los dos presidentes. Mientras tanto, Guatemala está en una pasividad alarmante.

Hay quienes aseguran que el canciller Carlos Raúl Morales está a punto de aceptar aquel puesto que se ganó negociando votos centroamericanos para la elección del Secretario General de la OEA y que no quiere hacer olas para que Estados Unidos no lo rechace e identifique como el gran operador contra la CICIG y el avance de la lucha contra la impunidad en Guatemala.

Lo que es evidente es que a aquellos héroes que mantienen económicamente a Guatemala, que con sus remesas envían más plata que cualquier otro sector, se les está ignorando. Ojalá, un día de estos, a las autoridades se les ocurra tomar una posición, comunicarla y actuar como corresponde.

Artículo anteriorDarle validez al contrato espurio
Artículo siguientePharrell y su esposa son padres de trillizos