Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

En la tradición política norteamericana, el Partido Demócrata popularmente se representa “por un burro” y el Partido Republicano por “un elefante”.

Estos simpáticos símbolos, en este momento, son sumamente adecuados como lo comprueban los hechos. El presidente Donald Trump es un verdadero elefante en una cristalería, en los pocos días que ha estado al frente del gobierno norteamericano ha utilizado la oficina oval para firmar una serie de acuerdos ejecutivos o disposiciones presidenciales que evidencian un comportamiento que solo puede ser el de un elefante en una cristalería.

Dentro de las disposiciones que ha firmado o que ha manifestado en los mensajes electrónicos que utiliza, está el que edificará un muro en la totalidad de la frontera entre Estados Unidos y su vecino del sur, México y que dicho muro será pagado por el gobierno y los ciudadanos mexicanos.

Ha dicho también que expulsará a la gran mayoría de inmigrantes que no cuenten con los documentos que comprueben legalmente su estadía en Estados Unidos, sin comprender que la agricultura y muchos de los trabajos de menor ingreso en la sociedad norteamericana los realizan eficientemente esos millones de inmigrantes que honradamente trabajan, pagan impuestos y son la base de parte de la economía estadounidense.

Ha manifestado también que trasladará la embajada de su país a Jerusalén. Si bien muchas personas simpatizamos con el pueblo de Israel, no podemos dejar de comprender que es solo mediante un acuerdo equitativo, que respete la existencia de Israel y de Palestina, como se puede llegar a lograr la paz tan indispensable para todo el medio oriente, del mundo. Una actitud unilateral como la de él solo complica las delicadas situaciones y acuerdos que durante años se han venido adoptando para que nazca la paz y se respete tanto al pueblo de Israel como a los pueblos Árabes.

Un cuarto aspecto es su infundada y poco inteligente actitud de sus relaciones con la NATO que ha garantizado la existencia de numerosos países Europeos.

Son mucho más los ejemplos que evidencian el negativo proceder de Trump, que quiere romper el equilibrio y el desarrollo que los tratados de libre comercio han producido en el mundo, donde en buena parte el mayor beneficiado ha sido Estados Unidos, aunque ello haya implicado que en ciertas áreas de la economía Estados Unidos ya no pueda ser el principal proveedor del mundo.

Un elefante con tan poco criterio es un enorme peligro que sea quien disponga de la última palabra en el poderío nuclear del país más fuerte del mundo.

Qué puede esperar Latinoamérica, el triángulo norte que integran Honduras, El Salvador y Guatemala ante un hombre que en tan corto tiempo ha demostrado su tacto de elefante.

Si los primeros días del gobierno del elefante Donald Trump son la muestra de lo que es y será el resto de sus cuatro años de gobierno, la figura del americano feo se agigantará y se convertirá en un macabro elefante espantoso, que sembrará el hambre y el desasosiego  en todo el mundo y que hará que los tratados internacionales se conviertan en papel toilette no en papel mojado, destruyendo la certeza jurídica, el derecho internacional y la convivencia y respeto entre individuos y entre naciones.

¡Guatemala es primero!

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