El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, está en todo su derecho de firmar cuanta Orden Ejecutiva quiera en temas relativos a la migración como la construcción de un muro, gravar las remesas o incrementar las capturas y deportaciones, si se lo aprueba el Congreso.
Nuestro país, México y otros de América Latina, han sido el patio trasero de los Estados Unidos para sus batallas. Hoy seguimos estando muy polarizados por aquel enfrentamiento de la Guerra Fría que nos llevó a los radicalismos en lugar de habernos unido para enfrentar en conjunto los grandes problemas del país como la pobreza, el racismo, la falta de oportunidades en general y una carencia absoluta de prestación de servicios por la corrupción, el crimen organizado y el monopólico control de los beneficios.
Pero ante los planteamientos del nuevo Presidente de Estados Unidos, hacemos una propuesta clara y efectiva para los gobiernos de Guatemala y México: Dejar de invertir un solo centavo y de hacer el menor esfuerzo en detener el tráfico de drogas que desde América del Sur usa como puente a nuestros países en su ruta hacia lo que hoy es el reino de Trump.
Nuestros compatriotas huyen por la violencia que genera esa guerra interna entre el crimen organizado, las pandillas y unas fuerzas de seguridad corrompidas con tal de ganarse unos «lenes más» de parte del tráfico de estupefacientes. ¿Qué tal si dejamos de perseguirlos? ¿Qué perdemos si eliminamos esa violencia y podemos concentrar nuestros recursos en generación de oportunidades reales en nuestro territorio para nuestros compatriotas?
El presupuesto de Gobernación y Defensa, entre otros, se podría destinar a políticas de desarrollo en lugar de mantener esa terca lucha contra organizaciones de droga solo para que el «gringo» se drogue menos.
Los conservadores de nuestros países, que son quienes más apoyan a Trump, estarán de acuerdo en esto porque al fin y al cabo debe ser en la familia la educación de los hijos y el Estado nada puede hacer respecto a qué consumen los adolescentes. Dentro de las familias de escasos recursos, se ha comprobado que quienes consumen drogas, lo hacen con marihuana que científicamente se ha demostrado que no tiene los efectos nocivos de los otros estupefacientes.
Nuestro punto es que tiene derecho el nuevo presidente Trump de venir con sus populistas ideas a querer mantener su raquítico apoyo de los blancos sin educación que lo eligieron, pero también tenemos nosotros métodos y formas para mandarlo por un tubo y dejar que lidie con una enfermedad para la que no tiene medicina. A ver qué harán sus adictos.