Eduardo Blandón
Muy pronto me tocará dar el informe de mi primer año de labor como Presidente de Guatemala. Mandatario de la nación, qué increíble. ¡Quién lo pensaría! Soy el más connotado producto del azar, no se puede comprender de otra manera cómo llegué al puesto «sin querer queriendo». Toda una fortuna que espero no juegue en mi contra.
Un discurso sobre el primer año de gobierno. Deberían quitar semejante acto bufo, aunque para ello, ya lo dirán mis opositores, soy un maestro. Y sí, es cierto que lo mío es la actuación, pero hasta eso tiene límite. No es lo mismo prepararme para hacerla de «Nito o Neto» que pararme enfrente de tanta gente en un acto formal. Pareciera una broma del destino, una bufonada del Arquitecto del universo.
¿De qué les voy a hablar? ¿Qué voy a decir? ¿De lo que he hecho? ¿Qué he hecho? Para nadie es un secreto que en el mar de problemas que es Guatemala, es poco lo que se puede hacer en un año. Y aún en lo poco que pude hacer, si debo ser sincero, no he hecho nada. Debo ser honesto conmigo mismo aunque no es lo que diré cuando llegue mi turno. Sí, no he hecho nada y no deja de avergonzarme.
Me siento apenado por mis actos de omisión, pero es que no ha sido fácil gobernar. Además, ¿qué sabía yo de gobernar? Soy producto de una broma cósmica. Nunca me preparé y esto es engorroso. Todo está copado. Mi espacio de acción es mínimo. Me piden independencia, criterio, carácter, pero sobre todo planes y proyectos. ¿Para qué? Aquí no hay salida. Lo único que me queda es asociarme con los que tienen experiencia. Son corruptos, me dicen. ¿Pero hay alguien impoluto en estas esferas de poder? No jodan, me quieren tomar el pelo.
Un discurso me piden. Lo haré. No, pediré que me lo escriban, de todas formas sabemos que ese acto aunque formal, no es serio. ¿Cómo pueden pretender que en un año les hable de grandes transformaciones? Es absurdo. No hay transformaciones ni pequeñas ni grandes. Lo mío es la sobrevivencia. Lo intuyen, lo saben, es una sospecha generalizada. No se equivocan. Ya los quiero ver en mi lugar. Esto no es solo de fumar y hacer botellas.
Haré el show, ¿qué me queda? Es lo que puedo hacer. Le pediré al responsable de discursos que escriba algo indicando que hemos dados pasos firmes para el cambio en Guatemala. Que explique que si todos colaboramos llegaremos más a prisa al país soñado. Que tengo un equipo de lujo que ayudan desde sus carteras a modificar las estructuras del Estado. Pero sobre todo que soy hombre de buena voluntad, con ganas de trabajar y que repita que soy honrado. De las bromas en el camino me encargo yo. Que hay que ser simpáticos, carajo. Eso sí me sale bien.