Edith González

Iniciamos la segunda mitad del mes de enero, en los siguientes días todos estaremos ya integrados a nuestro quehacer diario que desarrollaremos por el resto del año y como ya es tradición asumimos que el principio de un año es casi como el principio de una nueva vida, así que elaboramos propósitos.

He escuchado mucho y a muchas personas hablar al respecto, así que me propuse hacer una especie de resumen.

Un propósito es como una propuesta a realizar, pensamos en adelgazar, caminar, vivir más tiempo en familia, ahorrar… pero pocos creamos una estrategia para cumplirlos y por ello las más de las veces fracasamos o tiramos la toalla antes de llegar a medio año.

Algunos solo elaboramos una lista de buenos deseos: acercarme más a Dios, ser mejor persona, cuidar mi salud, dejar de fumar, portarme mejor… pero igualmente no pensamos cómo vamos a lograr cumplir ese deseo y quizás no tenemos una verdadera voluntad para hacerlo realidad, puesto que todo dependerá de cada uno, no del vecino.
Es necesario que tomemos en cuenta nuestra realidad y asumamos la responsabilidad de nuestros propósitos, los que para cumplirse no debieran ser muchos. Quizás uno para cada o alguna de las áreas principales de nuestra vida sería suficiente, por ejemplo: para el área económica, espiritual, afectiva, profesional, personal y familiar, uff, más que suficientes, porque ya estamos hablando de seis.

También es necesario que planifiquemos cómo vamos a lograrlo, quién nos puede ayudar, qué requerimos para lograrlo, en qué tiempo debemos llegar a la meta, para lo cual también podemos plantearnos un cronograma si fuera necesario, por ejemplo si nos proponemos perder peso considerar cuántas libras reales podemos bajar en un mes, en dos… Pero si se trata de levantarme más temprano, mi despertador debe sonar antes y yo debo levantarme al escucharlo, desde ya, todos los días.

Mis metas para cumplir propósitos deben ser: específicas con acciones definidas para lograr una meta grande.

Medibles: que mis cambios sean evidentes.

Alcanzables: realistas y progresivos.

Relevantes: que signifique algo importante en tu vida.

Rastreable: que puedas evaluar tu progreso durante el proceso.

Como parte del nuevo inicio de este año, en este cambio de vida que planificamos deberíamos todos los días respondernos que he hecho hoy por: mi fe, mi familia, mi salud, mi formación y mi plenitud. Si podemos responder positivamente a cada una de estas preguntas, seguramente estaremos avanzando en nuestro crecimiento total.

Quizás algunos pensemos que es caro cumplir con muchos propósitos, pero como dice mi esposo, o más caro es lo que no se tiene, así que piense en usted y en su familia, estudie sus posibilidades, cree estrategias, aliados, anote sus propósitos, háblelos con otros, únase a quien puede ayudarle y eche a andar una nueva vida y si desmaya, vuelva a intentarlo. ¿Cuánto? Pues setenta veces siete, u otra más, asuma la responsabilidad de su vida, de su crecimiento personal y profesional que todos juntos formaremos una mejor sociedad para este país que amamos.

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