Guatemaltecos, a un año de gobierno, con mucha pena se les tiene que informar que hemos perdido el tiempo y la oportunidad histórica de haber ejercido el liderazgo necesario para garantizar las reformas profundas que el Estado necesita. La Ley Electoral y de Partidos Políticos sigue sin un control financiero verdadero y la próxima elección volverá a ser comprada por cooptadores como fue en el 2015 y como queda en evidencia con FCN- Nación.
Asimismo, la propuesta de Reformas al Sector Justicia no contaron con el apoyo auténtico del Ejecutivo, pero tienen que entender que las investigaciones contra Sammy, José Manuel y el riesgo de aquellos que facilitaron ganar la presidencia, son generadores de presión real en contra de Jimmy Morales quien por eso prefiere dar un falso respaldo para no quedar en evidencia.
Los avances que se conocen en el Ministerio de Gobernación podrían haber sido mucho más, si le hubiéremos dado el control a Francisco Rivas para que todas las instancias de seguridad democrática adscritas a esa cartera, incluyendo la inteligencia civil, siguieran sus planes y no los de la cúpula militar asentada en Casa Presidencial y el Congreso.
Con pena hay que informarle a la población que continuará el chantaje de aquellos manipuladores que se presentan como líderes sindicales. Perdimos la oportunidad de denunciar los pactos colectivos con que se ha comprado el apoyo político de los empleados Estatales a cambio de ordeñar la vaca de los recursos públicos. Los servicios de Salud y Educación, por ejemplo, pueden esperar a cambio de contar con el apoyo de las «masas» que sus dirigentes movilizan.
No ejecutamos el presupuesto, porque es muy difícil gastar siendo transparente y honrado. Esas «complicadísimas» normas en contra de la corrupción han hecho que los servidores públicos no puedan gastar y el Congreso no quiso aprobar estados de excepción para poder comprar y contratar sin control.
Pero sí hubo intentos de promover corrupción. TCQ, aquel negocio que es tan bueno como para poner 30 millones de dólares de mordida, se ha impulsado aún con métodos ilegales.
Finalmente, ha quedado contundentemente claro que el liderazgo del Presidente no convence ni a su bancada que se ha llenado de tránsfugas; y que mientras «reflexiona», debería despertar a media pesadilla pensando que un mercado a medias, medicinas vencidas y los escritorios del Ejército sean sus mejores logros. Qué pena.
Pero la peor parte del informe incluye a una sociedad que demostró esa amplia paciencia que ya hasta parece complicidad. Nuestro pueblo se «agotó» con un par de salidas a la plaza… Otra gran pena.