Raymond J. Wennier

Este año 2017 será el año en el que es imprescindible hacer grandes modificaciones en el sistema educativo de Guatemala.

Ya es hora de escoger un camino educativo participativo, interactivo, formativo, multisensorial e integrador, demostrado en un currículo abierto, apropiado a los alumnos hoy día y para su futuro. Es ser consecuente con hablar de un sistema abierto y no uno cerrado. Es realizar las acciones necesarias para decir “Hay que hacer lo que se predica”.

¿Qué hacemos para mantener en mente, como propósito principal, “para el aprendizaje” y “el crecimiento” de los alumnos, seres completos, demostrado en un currículo que proponga y facilite la ejecución de los términos en comillas?

Cuando no sabemos cuáles van a ser los trabajos (puestos) que serán requeridos por la sociedad en los próximos años y cuál es la preparación personal, académica y práctica que la generación A-Z va a necesitar para ocupar esos puestos hoy desconocidos, es hora de romper y tirar el currículo tradicional, que sí es un sistema cerrado, para ofrecer oportunidades, experiencias más amplias, locales e internacionales (globalmente), para satisfacer las necesidades de los alumnos y las entidades sociales y llegar a la situación de “win-win” para ambos.

Para tener un currículo abierto es indispensable que los maestros estén preparados correcta y profundamente como base de poder implementarlo. Es allí donde hay que iniciar el proceso de las modificaciones al sistema educativo. Hay que atender a los aproximadamente doscientos mil maestros al mismo tiempo, con un ECS (educación continua en servicio), formulado creativamente para poder hacerlo.

Esa acción sería un paso firme hacia la TRANSFORMACIÓN educativa necesaria porque habrá también más cambios qué hacer para acompañar a un currículo abierto.

Para establecer un currículo abierto, el año 2017 sería dedicado a crear el nuevo currículo por medio de la amplia participación de directores, maestros, profesores universitarios, consultores, padres de familia y por último pero no menos importantes, los alumnos desde grados iniciales. Sí, es posible hacerlo durante este año. Inclusive, se podría probarlo experimentalmente en algunas regiones del país. Luego, regresar las experiencias a la mesa de diseño para refinar más el borrador. Todo con cronograma de trabajo y plazos no extensibles. Se trata de hacer una tarea bien hecha.

El año 2018, se haría la implementación del currículo borrador para volver a evaluarlo de acuerdo a lo hecho por los maestros en aula, ahora en cada departamento. La mesa de diseño tendría que trabajar noviembre y diciembre.

Además, hay que estar conscientes de los cambios requeridos para realmente tener la transformación educativa en marcha.

En el año 2019, habrá un currículo abierto, funcionando en todas las escuelas e institutos, con maestros bien preparados y con un programa continuo de capacitación para mantenerlos al día y mantener un currículo abierto, actualizado constantemente. Lo único permanente en la vida es el cambio.

El año 2020 será dedicado a evaluar todo el sistema educativo, no a base de exámenes estandarizados sino a la evaluación del desempeño de los alumnos graduados durante los años 2018 y 2019.

¡OJO! Hay que invertir el pensamiento para crear un currículo abierto, de contenidos de materias académicas aisladas, a cuatro temas para mantener el sistema educativo, netamente centrado en los alumnos y que sea vigente siempre.

Hablaré de ello la semana entrante.

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