Félix Loarca Guzmán

Abrahan Lincoln, recordado como uno de los Presidentes más destacados de Estados Unidos, quien sobresalió por promulgar en 1863 la abolición de la esclavitud en todos los Estados, no solo fue un gran estadista, sino un político muy visionario. Por eso comparte con George Washington, los máximos honores de la historia.

El académico y político costarricense Eduardo Mora Valverde, citando el libro Monopolios y Pueblos de V. Korionov, dijo que Lincoln era tan genial que previó que en los Estados Unidos en un futuro cercano iba a producirse algo que le hacía temblar por la suerte de su país.

El presidente Lincoln pronosticó que el poder adquirido por los consorcios económicos traería inevitablemente, una era de venalidad y de corrupción en los más altos organismos del Estado. El gobernante comprendió tempranamente que el capital aspiraría a reafirmar su dominio jugando con los más turbios instintos de las masas, hasta que toda la riqueza de la Nación se concentrara en manos de unos pocos elegidos y esto, dijo, será el fin de la República.

El Diccionario Enciclopédico Mentor define al capitalismo como un régimen económico basado en el predominio del capital como factor de producción y riqueza, que ha dado lugar a numerosos y graves abusos y ejercido odiosas tiranías en especial con los acaparamientos, monopolios, etc.

En el sistema capitalista, el eje principal de preocupación no es el ser humano, sino la ganancia desenfrenada de dinero.

El actual cierre de centenares de tiendas en Estados Unidos, la violencia, el desempleo, el consumo de drogas, los frecuentes tiroteos en aeropuertos, centros educativos y otros lugares públicos, la pobreza, y las guerras intervencionistas contra otros países como el caso de Siria, son síntomas del inicio de la agonía del capitalismo.

La supresión en Guatemala por parte del INDE, del subsidio eléctrico a partir de los próximos días para casi 300 mil usuarios que consumen de 61 a 100 kilovatios, es un golpe del capitalismo salvaje (neoliberal), a las personas de menores ingresos, y es una manifestación de esa agonía. Estos usuarios tendrán que pagar entre 14 y 50 por ciento más de la respectiva factura, mientras el aumento del salario mínimo aprobado por el gobierno, apenas fue de un 5 por ciento.

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