Este 2016 nos está dejando en medio de una serie de temas que, tanto a nivel local como internacional, tendrán un efecto trascendental el próximo año en nuestra sociedad y, ojalá, en el sistema.

En el ámbito mundial, las tensiones entre Estados Unidos y Rusia por la denunciada intromisión de los servicios de inteligencia rusos de manera cibernética para afectar al partido Demócrata en la reciente campaña electoral, ha obligado al gobierno federal a expulsar a 35 oficiales diplomáticos vinculados al espionaje y al cierre de dos complejos utilizados por el gobierno de Vladimir Putin con esos mismos fines.

La «comunidad de inteligencia» de los Estados Unidos ha presentado evidencias tan contundentes a quienes tienen acceso a sus informes, que hasta los republicanos de mayor peso en el Congreso han manifestado su apoyo a las decisiones del presidente Barack Obama.

En Guatemala, el Transurbano mantiene a muchos ocupados en las charlas de fin de año mientras que casi a manera de quiniela se discuten listas de los que «caerán» y que empiezan desde expresidentes como Colom, pasando por el alcalde Arzú y el exministro Fuentes Knight. Por supuesto, siguen nombres como Baldizón, el transportista Luis Gómez y los prófugos conocidos, como Sinibaldi y Archila.

A muchos les hierve la sangre cuando ven el descaro de Sammy Morales y se preguntan «Si por menos hay varios en prisión por distintos casos, ¿Por qué el MP y la CICIG no han metido presos a Sammy y al hijo del Presidente?» Seguramente, esa respuesta tendrá que venir al empezar el año y demostrar si la justicia es de verdad para todos o siguen habiendo «intocables».

El 14 empieza una nueva Junta Directiva del Congreso armada por Jimmy Morales, por aquello que alguien dude de su capacidad, la que es «admirada» por la presidenta de la Corte Suprema de Justicia y títere de Blanca Stalling, Patricia Valdés.

La situación económica del país pide a gritos que haya una reactivación basada en que todos, autoridades y sociedad en general, finalmente comprendan que se tiene que trabajar cumpliendo la ley. No comprando facturas, cobrando mordidas, pidiendo créditos fiscales falsos o saqueando al Estado.

Y terminamos con los diputados que podrán parar acusados en el futuro con el caso de TCQ. Ese caso es tan sencillo como que ahora Jimmy Morales nombre al mismo interventor para Odebrecht y este pida que se les devuelva la obra corrupta ya que tienen buena fe. Una concesión a dedo y limitada a una sola empresa, es un delito. A ver quién se monta en ese carro y se hace responsable penalmente en el futuro. ¡Qué empiece el 2017! Suena interesante.

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