Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com
Como señalábamos en el artículo anterior, las constructoras incurren en cambios del diseño de construcción de carreteras en la capa denominada base, la que no construyen con materiales triturados y combinados en finos y gruesos, de forma proporcional, sino que utilizan materiales que muchas veces obtienen en los ríos y no llenan las especificaciones correspondientes.
Más grave aún, los drenajes y cunetas los hacen insuficientes y como dice el dicho: “por abajo lo que se siente y por arriba lo reluciente”. Al dejar debajo malos drenajes, malas sub base, malas bases, tanto en materiales como en compactación, cubren y disfrazan todo con una carpeta asfáltica que aparentemente es buena, pero al poco tiempo de construida una carretera empieza a fallar por deflexiones derivadas de la mala compactación o por filtraciones.
Por supuesto, eso les permite enormes utilidades y es así como rápidamente pequeñas constructoras han llegado a ser medianas y grandes y muchos de los que fueron ingenieros supervisores se convirtieron en dueños de constructoras.
A todos estos cánceres se les adicionó que durante el gobierno que presidió Álvaro Arzú, se creó el concepto de los caminos de la oportunidad y de los contratos de mantenimiento por tramo, en diferentes carreteras, trabajo que antes hacía de forma permanente, eficiente y a mucho menor costo la Dirección General de Caminos.
Con los caminos de la oportunidad se evadieron las licitaciones y con los mantenimientos “dizque” se produjo que a pequeñísimas compañías, sin equipo adecuado, se les diera diez, veinte kilómetros de mantenimiento, el cual hacen, como lo pueden observar todos los guatemaltecos que transitan por la red vial, con pickups, carretillas de mano, palas y azadones, parchando los baches o deterioros de la carretera de forma totalmente inadecuada, lo que implica que un hoyo o bache empiece por ser pequeño, después mediano y luego grande, ya que el negocio está en cobrar pero en ningún caso prestar un servicio de forma adecuada y duradera.
En invierno no limpian los drenajes, no limpian las cunetas y los derrumbes que se producen en los taludes los quitan lentamente manteniendo con ello enormes cantidades de humedad, que son además del sobre peso los principales enemigos de una carreta aun bien hecha, ya no digamos mal hecha como ya lo señalaremos por la falta de compactación en su construcción de su sub base y base.
A todo lo señalado debe de agregarse el cáncer de las constructoras que es como se ha incrementado la obtención de comisiones por parte del sector público, prueba de ello es que ya no hay constructoras norteamericanas a las que se les adjudique construcción alguna. Si bien estas constructoras también están integradas por seres humanos, las normas del gobierno norteamericano son tan estrictas que ninguna empresa de esa nacionalidad se atreve a operar en Guatemala o en América Latina porque no pueden otorgar esas millonarias comisiones que hoy públicamente se han señalado que han otorgado las constructoras latinoamericanas, especialmente las brasileñas.
La tarea de la CICIG y el MP en este tema ES TAN grande que sin duda alguna le llevará años porque el cáncer está generalizado en la contratación para la construcción de las carreteras en Guatemala.
¡Guatemala es primero!