Ahora que se van conociendo detalles de cómo habría sido el pago de sobornos de la empresa Odebrecht a funcionarios del gobierno, se conectan con mucha lógica varios “negocios” que con los brasileños se iniciaron durante el gobierno de los Colom-Torres y por lo que la misma UNE habría votado a favor de la aprobación de los préstamos en el Congreso de la República.
Porque hay que recordar que la UNE tuvo una oposición sistemática a lo que los Patriotas planteaban, pero resulta que desde un principio se supo de la alianza para la continuidad de algunos negocios.
Y es así como, por ejemplo, el tema del Transurbano y las obras de Odebrecht pasaron de una administración a otra con el acompañamiento que Alejandro Sinibaldi y Gustavo Alejos les hicieron a los compromisos adquiridos.
Hay que recordar que hubo también un pacto por los radares que ahora a puro tubo quiere plantear como buen negocio el Ministerio de la Defensa Nacional, así como por la compra de aquellos aviones Super Tucanos de los que hasta la corrupta administración del PP dijo que se suspendía por ser “extremadamente sobrevalorados”. Así habrá sido el negocio que hicieron en el período de Colom.
Más que clasificar los temas por área, casi se podría hablar del “Caso Brasil”, que empieza con las acusaciones en el mismo gobierno suramericano y que le ha costado la Presidencia a Dilma Rousseff, prisión a los más altos ejecutivos de Petrobras, Odebrecht y vínculos con el sistema financiero para el manejo de miles de millones en corrupción.
Este caso, increíblemente, podría llegar a traer a aquellos personajes que, en Guatemala, parece que han tenido la suerte de escaparse del alcance de la justicia como los Colom Torres, funcionarios de su gobierno y hasta al “intocable” alcalde Arzú.
Ojalá que igual que el tamaño de las expectativas que se han levantado en torno al “papelito shuco”, como dijo Sinibaldi de aquella hoja con los nombres de los posibles sobornados y de los 105 votos “pagados” en el Congreso de la República, sean las consecuencias para quienes han usado la política, como siempre, para enriquecerse.
Lamentablemente, muchos siguen creyendo que lo único que cambió fue quiénes eran los intocables porque creen que la justicia no se les aplicará. Por ello es importantísimo, como ha ocurrido en El Salvador, que con los procesos quede demostrado que la justicia no tiene ideología, no es dirigida a un partido y no protege a “políticos amigables” como se pinta Fuentes Knight. Este caso puede ser el más importante que nos toque por experimentar.