Javier Monterroso

Lo que sucedió en Guatemala en el año 2015 básicamente fue que un ente internacional de persecución penal (CICIG), con el apoyo del ente nacional de persecución penal (MP), lograron encarcelar al Presidente, la Vicepresidenta, varios diputados ex Presidentes del Congreso y altos funcionarios de gobierno por diversos casos de corrupción, en el 2016 se agregó a la lista de encarcelados a varias empresas privadas acusadas de dar sobornos para después obtener beneficios por parte del Estado.

Pero Guatemala no es un caso aislado, al contrario, es parte de un fenómeno global donde la corrupción se ha convertido en el delito más importante del siglo XXI, desplazando incluso al tráfico de drogas que sin lugar a dudas fue el crimen del siglo XX.

No cabe duda de que el caso más emblemático de corrupción a nivel mundial es la “Operación Lava Jato”, un caso de soborno transnacional que involucra a la gigantesca empresa brasileña Odebrecht que ya reconoció ante los tribunales de justicia que pagó cientos de millones de dólares en sobornos en al menos 12 países, a cambio de obtener miles de millones de dólares en retorno en proyectos de infraestructura, uno de esos países fue Guatemala donde la empresa ha confesado que pagó al menos 18 millones de dólares a altos funcionarios del Partido Patriota a cambio de obtener megaproyectos de construcción.

Varios estudiosos del derecho como Boaventura de Sousa han señalado que el principal reto del sistema de justicia en los Estados contemporáneos es el combate a la corrupción, coincido con ello aunque disiento con el autor en la génesis del fenómeno, para este autor en los grandes países que pasaron por la etapa del Estado de Bienestar como la mayoría de los países europeos, la corrupción surge debido al crecimiento y las nuevas funciones asignadas al Estado y en ese sentido son los funcionarios públicos los principales delincuentes.

Creo que el análisis de la corrupción en los países periféricos como Guatemala y semiperiféricos como Brasil debe realizarse tomando en cuenta la globalización y el neoliberalismo implementados sin excepción en América Latina desde la década de los noventas, en efecto, la privatización de los servicios públicos y el cierre o desmantelamiento de las empresas de construcción estatales (por ejemplo la Dirección de Caminos en el caso de Guatemala), generó el nacimiento de empresas privadas de construcción de obra gris, que sistemáticamente han corrompido funcionarios públicos para lograr la asignación de proyectos así que sin minimizar el papel de los funcionarios públicos creo que los principales actores de la corrupción a nivel mundial son los empresarios. Pero parece ser que la justicia los está alcanzando finalmente no solo en Guatemala sino en todo el mundo.

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