Juan José Narciso Chúa

Hace unas semanas recibí la llamada de mi buen amigo Rodolfo Cardona, quien en medio de las bromas que nos acostumbramos a hacer, me pidió que bloqueara unas fechas de diciembre, pues él, dentro del trabajo que actualmente desarrollaba, estaba organizando una reunión con miembros de las diversas concesiones forestales comunitarias y ACOFOP, en donde se iba a dar reconocimiento a los cuatro de los ex secretarios ejecutivos de CONAP, quienes apoyaron con su gestión la aprobación de las concesiones forestales comunitarias en Petén.

Ante tal invitación, accedí gustosamente. Sin embargo, esa invitación concitó una enorme cantidad de recuerdos alrededor de ese tiempo cuando tuve a cargo CONAP y me llevó a ese trabajo frenético de esos años, cuando viajé a Petén innumerables veces, así como pude enamorarme de ese mágico lugar, de ese precioso lago, de la Isla de Flores y de sus circunvecinos San Benito y Santa Elena. No puedo dejar de mencionar que viajé por muchos lugares de este inmenso departamento conociendo y reconociendo sitios arqueológicos, ríos, lagunas, parques nacionales y las concesiones forestales comunitarias.

Las concesiones forestales comunitarias son el resultado, no solo del mandato de CONAP, sino aún más, son el producto de los Acuerdos de Paz, pues en el Acuerdo Socioeconómico Agrario, se establecía en uno de sus artículos, palabras más o menos, lo siguiente: “se entregarían a comunidades en concesión 100 mil hectáreas de bosque en el departamento de Petén”. Para tal efecto, dentro de las diferentes zonas que se establecieron dentro de la denominada Reserva de la Biósfera Maya, se definió en el Área de Usos Múltiples, espacios de cobertura geográfica de bosque que deberían ser sujeto de concesión tanto comunitaria como privada.

Los exsecretarios ejecutivos que en cumplimiento de su trabajo y sus responsabilidades, quienes dimos inicio y fin a este proceso son en su orden: Enma Díaz, Rodolfo Cardona, Juventino Gálvez y quien suscribe esta nota. Emy fue la precursora y entregó la primer área en concesión forestal comunitaria; mientras Rodolfo dio seguimiento al proceso, luego Tino continuó con el mismo, quien además hizo las concesiones forestales privadas y en este período se alcanzaron las 100.0 hectáreas que se requerían en los Acuerdos de Paz; luego tocó mi turno y se hicieron más concesiones forestales comunitarias, lo cual sumado entre la gestión de los cuatro funcionarios, alcanzamos casi 450.0 hectáreas, con lo cual lo requerido por el acuerdo prácticamente se quintuplicó, lo cual ha sido un logro importante para el país, para Petén, para las comunidades y para la conservación y el manejo.

El modelo de concesión forestal comunitaria ha pasado por diversos estudios de desarrollo, empezando por la conservación, luego se pasa a otra etapa, del manejo técnico forestal, trabajando áreas determinadas de bosques, en ciclos evolutivos de corta, con lo cual se protege el bosque, para moverse a otro espacio, con lo cual el bosque se va regenerando. Luego viene la comercialización de la madera, para tratar de llegar a la industrialización y con ello generar rentabilidad para así conseguir el bienestar para las comunidades beneficiarias.

No todas las etapas se han concluido, no todas las concesiones comunitarias forestales tienen el mismo avance, lo que sí es que todas caminan en ese sentido, con lo cual las concesiones se han convertido en una auténtica política pública de largo plazo y que puede mejorarse aún más. A estas alturas muchos de los contratos de concesión se encuentran por fenecer, por lo que es necesario renovar los contratos de concesión forestal comunitaria.

Desafortunadamente, las concesiones forestales comunitarias tienen detractores, como el caso del antropólogo Richard Hansen, quien se opone a estos procesos y acusa reiterada y públicamente de su mal manejo, una situación que no es perfecta, pero que ha mostrado conservación y manejo sustentable, seguro faltará evolución industrial y más rentabilidad, pero se puede obtener con tiempo. Ojalá el actual Gobierno renueve dichos contratos de concesión forestal comunitaria, sería darle continuidad a un esfuerzo que hoy muestra el desarrollo de un modelo bastante exitoso.

Afortunadamente, el modelo tiene grandes amigos como la cooperación internacional, tal es el caso de USAID, con el proyecto MAYAREMA, la GIZ y otras agencias de cooperación. Amigos de este esfuerzo a quienes reconozco su trabajo es a mis buenos amigos Claudio Saito y Marcedonio Cortave, quienes desde diferentes perspectivas han apuntalado este esfuerzo. Agradezco el reconocimiento impulsado por Rodolfo Cardona, así como agradezco haber retornado a Petén después de varios años y poder reencontrarme con amigos y amigas de la conservación, a quienes agradezco su trabajo, apoyo y cariño. Las concesiones forestales comunitarias son un logro de la sociedad guatemalteca y de las comunidades forestales de Petén, larga vida y mejor vida a las concesiones forestales comunitarias, el Gobierno actual tiene la palabra para su consolidación.

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