No es muy común reconocer que el presidente Jimmy Morales ha acertado en algo, pero tenemos que aceptar que ayer lo hizo al afirmar que posiblemente hubiera sido mejor seguir dedicado a la venta de gaseosas ya que nadie estaba contento.

Nuevamente, como quiso hacer con la alianza con Joviel Acevedo, buscó apoyo con quienes, al recibir un beneficio, aunque sea parcial, lo vitorean y le inflan un poco el ego en los momentos de mayor desgaste que ha tenido su gobierno.

Y es que es sabido que Morales huyó a Israel con toda su familia para no tener que demostrar si tiene o no el compromiso de luchar por el fortalecimiento de la Justicia, deja que su hermano siga siendo el operador de asuntos del despacho Presidencial y otros “negocios” y ha realizado negociaciones oscuras para conformar la Junta Directiva del Congreso, impulsar con una concesión dirigida a dedo para el oscuro negocio de TCQ, y un largo etcétera.

Y a eso hay que sumar lo que falta por venir, como los procesos por las finanzas de las campañas; el uso del helicóptero de Alejandro Sinibaldi que no ha sido reportado; el hospedaje en un hotel que, según él, le dieron “por buena gente”; o el caso contra su hijo y su hermano por un hecho serio de corrupción del que parece que ya les pasó la pena porque hasta al estadio lleva a lucir a semejante promesa.

Es muy preocupante que el país esté en manos con tal mezcla de inexperiencia y arrogancia. Eso vuelve sumamente incierto el futuro y, peor aún, negativas las predicciones cuando se nota que todos los factores del poder oculto han encontrado en la misma Presidencia de la República a un individuo para que opere a favor de ellos.

Que nadie está contento queda claro. Ni Morales con los medios que no le quieren otorgar el beneficio de la duda aquella que él planteó al decir que “Ni corrupto, ni ladrón”, porque nos parece que cada vez que se conoce de una reunión de Morales contradice su eslogan de campaña.

Y el trabajo de la prensa independiente tiene que ser el de plantear una discusión seria sobre el papel de las instituciones y sectores del Estado para que se pueda mantener unificado el interés por el bien común.

Es una pena que las acciones y decisiones del mandatario Morales nos hagan entender que una de sus declaraciones más importantes durante su mandato ha sido que mejor debería seguir vendiendo aguas frías. Así está Guatemala.

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