Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

Hace unos meses escribí y conté que cuando representé a mi padre en las mesas de discusión que instaló el presidente Jimmy Morales con relación a las reformas de la ley electoral, me sorprendió escuchar que el mandatario no abordara el asunto del financiamiento, como tampoco lo hizo la mayoría de participantes en las mesas.

Tiempo atrás dije haber entendido que el financiamiento no haya sido un tema en la agenda tras conocer las maniobras del mandatario para salvar a Melgar Padilla y todo hizo más sentido luego del anuncio, dado por el mismo Presidente, de que su familia estaba siendo investigada por negocios con Anabella de León mientras esta era registradora.

Y ahora que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) presentó una denuncia en contra de FCN por haber ocultado sus financistas se hizo toda la claridad del mundo. Desde que Morales tomó posesión dio evidencias suficientes de que el tema del financiamiento no era transparente y a una pregunta de reporteros de La Hora con relación a sus financistas dijo “no sé y te voy a explicar por qué…”

El Presidente dijo que al final de la campaña le aparecieron financistas y cómo no, si los cooptadores le apuestan al caballo ganador porque con eso se aseguran un lugar en la mesa y un pedazo del pastel que se reparte en negocios, licencias, donaciones, exoneraciones y traficando influencias.

Pero aquí viene el punto toral de esto y que va más allá de un señalamiento a Jimmy Morales y es que si usted no entiende, si no dimensiona lo que significa no tener transparencia en el financiamiento electoral, Guatemala no tiene futuro. Es así de sencillo, pero así de dramático a la vez. Lo que ahora ocurre con FCN es lo que ha pasado en TODOS los gobiernos de la era democrática.

En lo personal y como medio hemos hecho algunas propuestas que buscan hacer el financiamiento electoral un poco más transparente, estableciendo obligaciones para personas individuales, algunas otras para persona jurídicas (deberían revelar quienes son sus verdaderos accionistas de carne y hueso, aunque se deba seguir ahondando en otras sociedades que puedan ser dueñas de las acciones), así como la prohibición para que los contratistas del Estado o quienes pretendan serlo en los 4 años siguientes a las elecciones puedan financiar, etc.

Los que desean que el financiamiento siga igual, dicen que todo lo anterior es imposible de hacer y que con los nuevos controles, el problema está resuelto, pero eso es una mentira tipo “la ciudad del futuro”, puesto que lo que ha sucedido en el pasado y en el presente en torno al financiamiento, seguirá pasando en el futuro.

Por ese bendito financiamiento es que el dinero no llega a donde debe y por eso es que los hospitales y las escuelas siguen en precariedad, por citar al menos un ejemplo, y por eso es que no se le entra a la reforma de la Contraloría General de Cuentas (CGC) puesto que controlando esta se controlan los efectos de un financiamiento que sirve como buena palanca para hacer negocios.

Si como guatemaltecos no vemos este problema y si no le encontramos una solución de fondo, nunca podremos visualizar un futuro prometedor.

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