Claudia Navas Dangel
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Aún es temprano pero el tráfico ya es denso, avanzo lo que el vehículo que me precede me permite y él, a su vez lo que el bus con diarrea de humo deja. La ciudad está revuelta. Son los anticipos de una fiesta, de un revuelo, de un salario recibido quizá ya comprometido, de una alteración colectiva que transforma la idea de fiesta en irritación.
Los camiones casi rasuran el vehículo al rebasar en la carretera, mientras los rayos de sol comienzan a fruncir mi ceño y a invitarme a encender el aire acondicionado, mientras me pienso el consumo de gasolina, y sí, no está la Virgen para tafetanes.
Mientras el Atlántico me absorbe o yo a él –quizá más tarde–, sólo atino a observar chatarra de vehículos desechos a uno y otro lado, el polvo se mezcla con el humo de los buses extraurbanos y se adhiere a mi piel sudorosa y quemada.
Horas después de tragarme miles de vallas de productos que no deseo tener, me detengo a comer en Río Hondo, mientras espero que se enfríe –cosa que no sé si llegue a pasar en este clima– la doblada con loroco, observo a una mujer de aspecto cansado, cargando a un niño visiblemente enfermo, obviamente ella como mucha gente más no accede a la salud pública, bueno, esto es más bien una utopía, y espera reunir un poco de dinero para viajar a la ciudad y ahí encontrar la cura, me duele pensar en la decepción que va a sufrir.
Continúo, las armerías se anuncian en la carretera como un anticipo de lo que hay más allá o lo que puede llevarnos al más allá, y me da miedo.
Decido no parar más, cerrar las ventanas, gastar el combustible y ver a través de los cristales esas mansiones a cada lado del camino contrastando con la pobreza circundante, es Guatemala claro.
Faltan muchos kilómetros para el lugar de destino, derrumbes, hoyos gigantes y pequeños, calor, infierno. Rostros famélicos que salen al paso, angustiados, abatidos infortunados.
El camino también está alterado, ¿será el clima? ¿Será la situación, los días que se avecinan? ¿Serán presagios, augurios, pálpitos, presentimientos?
¿Será la luna? ¿Será sandía, será melón?