Javier Monterroso

En los últimos días los medios de comunicación nos han mostrado diversos hechos de violencia física que realmente me han impactado: además de la violencia en Antigua Guatemala causada por simpatizantes de un equipo de futbol; en Argentina jugadores del mismo deporte agreden a un árbitro; en México cuatro cobardes vapulearon a la medallista olímpica y actual senadora de ese país Ana Gabriela Guevara, y en Murcia, España, guardias de seguridad agreden a un joven, violencia irracional, estúpida e innecesaria que nos hace pensar a donde vamos como sociedad.

La violencia se genera en el hogar, los padres castigan en forma violenta a sus hijos en forma innecesaria, y lo digo porque aunque nunca me dieron una paliza o me dejaron marcas de violencia como sucede todos los días contra cientos de niños, si recibí como la mayoría de mi generación coscorrones, pellizcos, nalgadas, cinchazos, paleteadas e incluso golpes con palo de escoba propinados por mi señor padre en forma bastante cotidiana y por las razones más absurdas.

La violencia se traslada luego al colegio o escuela, primero por parte de las autoridades hacia los estudiantes sobre todo en colegios militarizados, en mi caso aquí se repitieron los coscorrones y se agregaron los jalones de oreja, reglazos en las manos y en los dedos y baquetazos, y por si eso fuera poco violencia también por parte de los alumnos mayores hacia los pequeños sin que las autoridades del colegio intervinieran, en cierto modo hasta lo fomentaban.

La violencia cotidiana se termina imponiendo en los varones como mecanismo de defensa e incluso de socialización, te haces fanático de la lucha libre, del box y ahora de la UFC, te meten al karate para que aprendas a defenderte y por supuesto también a pelear y te conviertes en bullying o en víctima del mismo.

Y ya en la universidad y en la vida profesional donde ya no debería ser admitida ningún tipo de violencia física, esta te persigue cotidianamente; en la Usac vapulean a miembros de asociaciones estudiantiles; abogados de esos que defienden corruptos y genocidas se agarran a trompadas en la Torre de Tribunales, dirigentes deportivos instan a la hinchada de su equipo a matar a golpes a los fanáticos del equipo rival, y el alcalde de tu ciudad famoso porque varias veces ha resuelto sus problemas a golpes, dice públicamente que a los periodistas se les paga o se les pega, que agarren a cachimbazos a los manifestantes y otra serie de barrabasadas por el estilo, y en este último caso sus provocaciones son respondidas también con violencia de turbas que destruyen, golpean y son a su vez golpeadas por las fuerzas de seguridad.

Este mundo necesita más inteligencia, menos violencia y sobre todo nuevas formas de entender la masculinidad.

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