Roberto Arias
La alteración de la naturaleza con el tronar de los cohetillos es verdaderamente seria y profunda. Como vimos en artículo anterior, quienes evidentemente más sufren son los animalitos de toda especie, así como los seres humanos de mayor edad y los enfermos en los hospitales y en los hogares. La falta de conocimiento, de responsabilidad y de consideración por los demás, dentro de otras cosas, es lo que lleva a los guatemaltecos a realizar esos actos prohibidos en la mayoría de países avanzados, pero de lo que, tristemente, muchos guatemaltecos se sienten desmañadamente orgullosos.
La música estridente en los restaurantes de comida rápida y centros comerciales, impondrá a una sociedad sorda dentro de pocos años.
Pero la inhalación del humo producido por la explosión de la pólvora negra, que es la que usan para fabricar toda la línea de fuegos artificiales, es altamente peligrosa para el sistema respiratorio, aunque su inhalación sea pocas veces al año. Un estudio liderado por investigadores de Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) que publicó la revista científica Journal of Hazardous Materials, nos señala que no es todo tan alegre y jocoso.
Es ridículo que la ley de no fumar en determinados lugares en Guatemala sea contrapuesta por las festividades religiosas que lanzan toda especie de humos sobre las pobres e ignorantes multitudes, y no haya leyes que restrinjan la utilización de instrumentos (cohetillos y demás) que provocan cantidades navegables de humo y basura -en el nombre de Dios- que cubren las poblaciones en toda la República.
Las partículas metálicas que quedan en suspensión en el aire que obligadamente tiene que respirar toda la población son las verdaderamente culpables del envenenamiento del sistema respiratorio humano y animal. Teresa Moreno, investigadora del IDAEA (CSIC) y autora principal de un estudio en este orden publicó en el Journal of Hazardous Materials:
“La investigación toxicológica ha demostrado que muchas de las partículas metalíferas que lleva el humo de los fuegos artificiales son bio-reactivas y pueden afectar la salud humana (…) y probablemente los efectos son más agudos en personas con antecedentes de asma o problemas cardiovasculares (…) En individuos sanos todavía se desconocen las consecuencias, pero el sentido común nos dice que nunca es bueno inhalar las altas dosis de partículas metalíferas de este humo, aunque solo suceda en ocasiones puntuales a lo largo del año.”
Desgraciadamente debemos reconocer que el guatemalteco, en general, es dado al jolgorio y en esa emoción -porque no es otro sentimiento y, menos espiritual-, no piensa… en el daño que le causa a sus hijos, a sus padres y abuelos, a los animalitos silvestres y domésticos y en general a toda la población, siguiendo estas “tradiciones” que, si lo vemos desde el punto de vista de lo que Jesús nos enseña a través de su palabra en La Biblia, simplemente da tristeza profunda, porque se está martirizando y dañando a toda la Creación realizada por Su Padre… y el nuestro.