Lucrecia de Palomo

El aprendizaje se da cuando el contacto con diferentes tipos de experiencias es constante, esto ayuda a construir los famosos paradigmas o esquemas mentales. Aprehender es un proceso por medio del cual conocemos, asimilamos y luego trasladamos lo aprendido a la resolución de un problema. Esto no se puede hacer de la noche a la mañana y mucho menos en lapsos cortos o esporádicos. Aprender lleva su tiempo y necesita de la metodología adecuada.

Las escuelas en los países desarrollados tienen muy claro que el tiempo que el niño asiste a las aulas debe ser de calidad, pero también de cantidad. Ciento ochenta días de seis horas efectivas puede ser un tiempo prudente para esperar los resultados deseados. Existentes investigaciones serias en nuestro país que nos confirman -y con sólo llevar asistencia en algunas de las escuelas públicas- que aquí no se cumplen en la mayoría de las escuelas ni siquiera cien diez días al año con los niños en las aulas; lo que se traduce a pobreza en la cantidad educativa.

Más alarmante aún son las investigaciones que nos develan que, tan sólo dos horas y media al día laborado son efectivas en un aprendizaje real de estas escuelas. Algunos maestros, a falta de otra metodología, pasan la mayor parte del tiempo en el aula dictando, pidiendo al niño que copie del pizarrón o del libro de texto a su cuaderno. Muchos niños pasan tiempo valioso de aprendizaje haciendo fila para que el maestro -sentado en su escritorio- le corrija sus planas y les ponga nuevas para llevar a casa. Pobreza de calidad educativa.

Mientras un maestro efectivo y de calidad busca más tiempo para compartir con sus estudiantes pues sabe lo que significa la duración dentro del proceso de aprendizaje, alarma que hoy hablan nuestras autoridades educativas de que se cumplieron en todas las escuelas los 180 días. ¿A quién engañan? Esto porque, de nuevo las autoridades del Ministerio, en contubernio con el STEG, quieren lavarle la cara al sistema educativo. Bien dice el refrán popular «el tiempo perdido hasta los ángeles lo lloran», pero no aquí.

Se aduce que el tiempo de las huelgas lo repusieron al final del ciclo escolar ¿quién lo cree? Pero igual, dijera el Presidente Morales o el Ministro de Educación que «le pedirían» a Joviel que se prolongara el ciclo, la primera semana de octubre finalizó; llueva, truene o relampaguee, todos corren, sobre todo las autoridades responsables, para que el cierre de ciclo se haga en la primera semana de octubre. Aducen que se debe hacer entrega de la papelería de fin de ciclo antes del 20 de octubre para que dé tiempo… ¿tiempo de qué? ¿De vacaciones?

Los niños necesitan estar más tiempo en la escuela, recibiendo clases. Los problemas de administración no son parte del aprendizaje de los estudiantes. Es necesario que las autoridades tomen en serio su papel de promotores de la educación y formación de los ciudadanos e inicien su labor utilizando las experiencias anteriores que tan sólo tienen al sistema en uno de los peores del mundo.

Sin importar si es de derecha o izquierda, si quien gobierna es un «capitalista» o un «socialista» visto está que el populismo de izquierda es el que domina y el menos interesado en que las cosas cambien y el pueblo se eduque. Hemos caminado en las escuelas de fracaso en fracaso, cada día son menos los jóvenes que le encuentran sentido al estudio y prefieren las calles como el mejor sistema para ser educados. Es hora de hacer un análisis a conciencia de todas las formas anteriormente utilizadas para destrozar un sistema educativo que ya venía de mal en peor, reconocer cual fue la más efectiva, exitosa y en dónde ocurrió para repetirlo, porque aunque nos sintamos desconsolados las hemos tenido. No hay que echar en saco roto lo aprendido con la experiencia y es imperdonable volver a trabajar por ensayo y error a costa de la CALIDAD DE EDUCACIÓN. Es imperdonable seguir de la mano de quienes tienen la educación en el estado en que está. Los niños no tienen por qué pagar el pato por la falta de capacidad de un Ministerio de aceptar sus responsabilidades y de tener a toda una juventud en el rol de NINI (ni trabaja ni estudia). Esperamos que el próximo ciclo 2017 no estemos de nuevo colmados de caminatas de los maestros del Estado sindicalizados para que el gobierno se sienta fuerte y la población miedosa o apática en detrimento de los estudiantes.

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