Francisco Cáceres Barrios
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Siempre me ha causado risa escuchar a los empleados municipales pedirle a los vecinos conductores de vehículos automotores que en los mismos viajen más personas, para que mejor se pueda descongestionar el tránsito. ¿Qué creen, que la inseguridad ciudadana, la que desde hace muchos años nos azota, permite llevar a cualquiera dentro de su vehículo sin correr graves riesgos? ¿Por qué ponerle más obligaciones a la población cuando el deber de ellos consignado en las disposiciones legales, es facilitarles a los vecinos adecuada vías de comunicación y un eficiente servicio colectivo que brinde seguridad y confort?

A todos consta que los guatemaltecos no somos dados a mucho pedir. Pero cumpliendo con nuestras obligaciones, estamos en pleno derecho a exigir de los servidores públicos el cumplimiento de sus deberes y responsabilidades prestando servicios puntuales, corteses y eficaces. Nosotros no pedimos lujos, ni cosas del otro mundo. Por ejemplo, el ama de casa guatemalteca, espera que el servicio de agua municipal sea puntual y que el cobro y pago del mismo se haga de manera fácil ¿Por qué entonces, muchas veces tardíamente, llegan a los domicilios los recibos de Empagua cobrando el consumo mensual y por aparte se cobra el servicio de alcantarillado, cuando debiera estar todo aglutinado en un solo documento?

Lo anterior provoca que los usuarios forzosamente tengan que ir al edificio municipal a hacer grandes colas para cumplir con sus pagos a tiempo, porque para cortar el servicio de agua potable vaya si no son eficientes. Si bien es cierto que en la capital Su Muni tiene agencias en donde poder hacer los pagos ¿Por qué son tan escasas, provocando que el movimiento interurbano poblacional se incremente y consecuentemente el uso de vehículos automotores, el consumo de combustibles, la contaminación ambiental y hasta agudiza la escasez del transporte colectivo?

Todo lo anterior vino a mi mente cuando me enteré que el licenciado Aldo Bonilla, me parece que es el único concejal “independiente” en la Municipalidad de Guatemala, se había opuesto a la aplanadora unionista en la aprobación de los presupuestos municipales, como de Empagua y Emetra porque: “no reflejan sustancialmente los beneficios que obtendrá el vecino de la Ciudad de Guatemala y tampoco una solución a largo plazo a la problemática de los drenajes y la introducción de nuevos caudales de agua”. Y lamentablemente sigue diciendo: “se ha perdido la exigencia ciudadana de audacia, de liderazgo responsable y no confrontativo, la existencia de una autoridad disciplinada, técnica, transparente, eficiente y eficaz que de verdad lleve esos recursos al cinturón precario metropolitano y las zonas con necesidades compartidas”. ¿Resulta entonces que es mucho pedir mejores servicios?

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