Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Durante la campaña electoral en Estados Unidos, ambos candidatos a la Presidencia de la República reconocieron que en ese país al igual que en muchos otros, la cúpula o élite económica había concentrado la riqueza, que era indispensable reajustar el salario mínimo federal y la cifra que mencionaban era de $.10.00 la hora.

Con el triunfo del republicano Donald Trump, queda la expectativa de qué es lo que este candidato, que supo seducir a millones de los denominados obreros del cuello azul, hará no solo para restituir los millones de puestos de trabajo que por competitividad han perdido los norteamericanos, sino cuál será su posición con respecto a los salarios.

Trump ha indicado que rebajará los impuestos a los pequeños y medianos empresarios. Si bien esto sería muy positivo, no sería justo si el beneficio se quedara solo en ellos y no se trasladara de forma ecuánime y justa a todos los laborantes que son un factor importantísimo en la producción y en el consumo.

Al igual, autoridades del gobierno mexicano han manifestado que una de las maneras que emplearán para combatir las acciones económicas que conlleva el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, será aumentar el salario mínimo, que por cierto muy pocos mexicanos devengan por cuanto la estructura de salarios en México ha cambiado y la gran mayoría tiene ingresos superiores al salario mínimo, que se encuentra en $.4.00 diarios.

Según las expresiones de personas versadas en el tema, posiblemente el salario mínimo subirá en un 50% para combatir las pérdidas económicas que pueda conllevar la política económica de Trump al mercado mexicano, incluso señalan que ese salario mínimo reajustado principalmente beneficiará a las clases pasivas y a los trabajadores informales, que si bien no gozan de las mismas prestaciones sociales sí reciben el reajuste de esas medidas salariales que se deberán de tomar.

Guatemala y Centroamérica no viven en un mundo distinto; por consiguiente, la llegada de Donald Trump a la presidencia norteamericana también repercutirá en la repatriación de miles de miles de guatemaltecos que actualmente laboran en Estados Unidos y no se encuentran legalmente en ese país. Ello reducirá las remeses familiares.

Si tan solo se repatria el 10% de los guatemaltecos en los próximos dos años, eso significaría que 200,000 personas volverían a nuestro país en busca de una subsistencia, que no se compararía con los ingresos que reciben en Estados Unidos y que por consiguiente también afectarían a todas las familias que reciben una remesa.

Por consiguiente, el presidente Jimmy Morales y el vicepresidente Jafeth Cabrera, no pueden ni deben esperar que nos caiga un rayo en lo laboral, deben reajustar el salario mínimo por lo menos en un 50%, que en la práctica es solo devolver el poder adquisitivo que Otto Pérez, Álvaro Colom y Oscar Berger no tuvieron la humanidad ni la capacidad de dar, lo cual ha mermado, como se puede comprobar, el poder adquisitivo de todos los guatemaltecos, especialmente de ese 60% que se encuentra en extrema pobreza y en pobreza.

Diciembre es el mes en que imperativamente tendrán que demostrar no solo que prevén igual que lo está considerando México sino que, están conscientes que deben de gobernar para el pueblo que los eligió y no para la élite o súper cúpula económica que continúa mamando y bebiendo exoneraciones de impuestos y concentración de la riqueza.

¡Guatemala es primero!
Continuará.

Artículo anteriorCasi incurables
Artículo siguienteDeberían estar en la Gloria